La Comisión Nacional del Agua (Conagua), a través de su Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que una masa de aire proveniente del desierto del Sahara, desprendido de la región de Sahel, arribó a territorio mexicano, principalmente con presencia en los estados que integran a la Península de Yucatán.
La nube de polvo se trata de aire cálido y seco que se forma en desierto a finales de la primavera y tiene una duración de varios meses, normalmente con el inicio del otoño como fin. La masa viaja a través del norte de África y el Océano Atlántico, y por lo regular llega a las regiones del Mar Caribe y el Golfo de México. Puede abarcar entre cuatro y cinco mil kilómetros de extensión.
El fenómeno meteorológico ya se encuentra sobre entidades como Campeche, Yucatán y Quintana Roo con una concentración de partículas baja. No obstante, se estima que para el domingo 22 de mayo, aumente a moderada. Dos días después, Tabasco, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas también se verán afectadas.
La Conagua señaló que la nube de polvo del Sahara tendrá entre sus afectaciones:
- Aire seco y cálido que reducirá la probabilidad de precipitación.
- Presencia de tormentas.
- Disminución de la actividad ciclónica en la zona del Caribe.
- Los atardeceres y amaneceres podrán tornarse naranjas o rojizos debido a la interacción de los rayos solares con las partículas de polvo.
¿A qué se debe?
La dependencia señaló que este es un fenómeno común que ocurre entre los meses de julio y agosto, cuando la disminución de lluvia se combina con vientos intensos en la región del Sahel, en el desierto del Sahara en África.
En esa zona se generan desprendimientos de aire cálido, seco y saturado de aerosoles y polvo, mismo que viaja miles de kilómetros sobre el Océano Atlántico, y por la dirección del viento, se dirige hacia el Caribe. Este evento también es conocido como Capa de Aire Sahariano (SAL por sus siglas en inglés). En México, las concentraciones de polvo suelen ser bajas o moderadas, por lo que no se reduce drásticamente la calidad del aire.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), estos polvos , “pueden provocar la aparición de alergias y crisis asmáticas en muchas personas, sobre todo aquellas que ya sufrían problemas respiratorios o de inmunodepresión. Muchas veces se refieren casos de ‘gripes’ persistentes o alergias sin causa aparente que pueden haber sido provocadas por el contacto con partículas de origen biológico presentes en estas brumas”.
Por ello este organismo internacional recomienda que la población afectada con “enfermedades respiratorias crónicas (EPOC, asma), adultos mayores, mujeres embarazadas y niños deben usar protectores respiratorios, tales como mascarillas o un pañuelo de tela húmedo para cubrir nariz y boca”, así como usar gafas.
Si se presenta sensación de cuerpos extraños en los ojos, deben lavarse con abundante agua, de preferencia que sea potable o hervida y, antes de iniciar ese procedimiento, asearse muy bien las manos. También recomiendan cubrir las fuentes de almacenamiento de agua como pozos, estanques o tambos.
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