La cocaína y la metanfetamina, las drogas estimulantes por excelencia, están experimentando cambios importantes en materia de producción, consumo y tránsito en el continente Europeo. Y uno de los actores principales son los cárteles mexicanos y colombianos.
Un par de análisis de la Agencia Europea de la Droga (OEDT) y Europol, publicados a principios de mes por el Centro Europeo de Monitoreo de Drogas y Adicciones (EMCDDA, por sus siglas en inglés), dieron cuenta de cómo la implicación de los cárteles mexicanos y colombianos en el viejo continente ha cambiado por completo el rumbo —hasta hace poco incierto— de los fármacos estimulantes.
En el caso de la cocaína, por sus condiciones geográficas naturales, la hegemonía de la producción mundial prácticamente pertenece a los países andinos suramericanos, aunque con mayor relevancia en Colombia y Perú. Sin embargo, el informe de EMCDDA reveló que en Europa, como respuesta al incremento de la demanda de los consumidores, se está produciendo el estupefaciente con muy alta calidad, algo inédito hasta ahora.
La razón detrás de este cambio se debe, por un lado, a los productos químicos disponibles en Europa para la producción del estupefaciente. Éstos cumplen con las regulaciones de la Unión Europa y provienen directamente de productores industriales, lo que los vuelve de mayor calidad, explicó el analista de EMCDDA, Laurent Laniel, a Insight Crime, organización especializada en el análisis de temas relacionados con la seguridad.
Un segundo factor ha sido la combinación de maquinaria europea de alta calidad con los conocimientos de cocineros latinoamericanos. Una muestra de ello son los nuevos laboratorios que se han construido en países como Holanda y España, donde los desmantelamientos por parte de las autoridades han puesto de relieve la participación de mano de obra latinoamericana. Estos recintos, basados en el modelo colombiano, suelen contar con almacenes para químicos y áreas de reciclado de solventes para la producción de base y clorhidrato de cocaína.
“Europa parece estar produciendo cocaína de más alta calidad que Colombia, pero no tenemos las muestras para hacer pruebas y comparar”
Las investigaciones de las autoridades de los Países Bajos han descubierto que la cooperación entre Europeos y latinoamericanos es clave para el funcionamiento de este tipo de recintos. Los holandeses, por un lado, se aseguran de que los laboratorios cuenten con todos los químicos necesarios y estén bien equipados. México y Colombia, por su parte, proveen a los llamados “cocineros”, que son los que cuentan con la experiencia y los conocimientos específicos necesarios para la producción de metanfetamina y cocaína de la más alta calidad.
Ante este nuevo panorama, las autoridades europeas temen que la incursión de los cárteles mexicanos en el viejo continente pueda convertirse en una amenaza real que desemboque en un aumento considerable de la violencia y la corrupción en los países implicados. España, por su enlace histórico con México, y Holanda, por su mercado clave de drogas, serían los principales candidatos a este tipo de escenarios.
Las autoridades también han detectado un intercambio de materia prima entre las dos regiones separadas por el mar Atlántico. Por ejemplo, se sabe que gran parte del MDMA (Éxtasis o Tachas) que se vende en México, y otros países latinoamericanos, es abastecido en buena parte por el mercado Europeo, ya que su producción principal a nivel mundial se encuentra en Holanda y Bélgica.
En respuesta, las organizaciones mexicanas, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, según informes de inteligencia, retribuyen esta llegada de MDMA con metanfetamina producida en territorio azteca. Sin embargo, a excepción de países como República Checha, Eslovaquia y algunas zonas de Alemania y Austria; el mercado de metanfetamina en Europa aún es pequeño si se compara con el de marihuana y cocaína.
No obstante, gracias a los monitoreos de aguas negras en ciertos países, y a las encuestas realizadas a consumidores, se ha descubierto que esta situación ha comenzado a cambia, y poco o nada han hecho las autoridades europeas para revertirla.
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