Sin duda alguna, uno de los hombres que más han marcado el humor blanco en México, ha sido Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como Chespirito. Y es que el actor, quien murió el 28 de noviembre de 2014, marcó a más de una generación con las ocurrencias de los personajes que interpretaba, como son El Chavo del 8, El Chapulín Colorado y El Chómpiras, entre algunos otros.

A lo largo de su vida, Gómez Bolaños estuvo casado en dos ocasiones, la última con quien fuera su compañera en las series que protagonizaba, Florinda Meza, con quien vivió sus últimos años de vida. Chespirito murió en una casa que tenía en Cancún, sin embargo, en la Ciudad de México también tenía un hogar.

La mansión que era de su propiedad, se encuentra al sur de la Ciudad de México. Cuenta con siete recámaras, una biblioteca, sala de trofeos y premios, y un enorme jardín en el que destacan varias fuentes, uno de los gustos que compartían Florinda Meza con Chespirito.

La recámara principal, en donde dormía Chespirito y su esposa, tiene una decoración clásica, con cortinas de holanes y un crucifijo en la cabecera de la cama. Las paredes de esa recámara están repletas con fotografías de las familias de ambos, además de una colección de muñecas antiguas, que es una afición de Florinda.

Sin embargo, el espacio que más despierta emociones en la actriz es la biblioteca, pues era en la que siempre trabajaba Chespirito, declaró la actriz durante el show de televisión brasileño Programa do ratinho.

“Eso es todo”, dijo Florinda sin poder terminar la frase debido al llanto. En dicha biblioteca se encuentra una máquina de escribir y en la pared del escritorio principal cuelgan fotos en blanco y negro de los personajes que creo Chespirito en vida.

En los libreros abundan libros de teatro, una afición de Roberto Gómez Bolaños, que explica la pulcritud con la que escribió siempre los libretos de sus programas. Meza describió el hogar como una casa enorme, por la cantidad de hijos y nietos y las reuniones familiares a las que llegaban todos.

“Es una casa enorme, imagínate, son seis hijos y doce nietos, y cuando había festividades y se reunían todos, pues necesitaba mucha casa, es un caserón”. Debido a que la casa es muy grande para ella, que vive únicamente con sus perros, intentó vender la casa., cosa que no se logró.

La casa en la que vivió Chespirito en la esquina de la calle Sacramento y Eje 6 Sur (Ángel Urraza), en la colonia Insurgentes, al sur de la capital. Ahí, se cuenta, se escuchan ruidos extraños, voces, y el sonido de una puerta rechinante, que se abre y se cierra. Incluso, algunos vecinos dicen que en la oscuridad se pueden ver algunas sombras que, como fantasmas, se asemejan a Chespirito, aseguró el diario Clarín.

Y es que apenas días después de que muriera el actor y comediante, Meza anunció en una rueda de prensa en Cancún que estaba vendiendo la propiedad, con la intención de comprar una más pequeña. Para muchos, la supuesta presencia aferrada del actor y escritor a la residencia en la que pasó los mejores años de su vida, frenó una operación que nunca pudo concretarse, incluso, a pesar de que el valor original de la vivienda era de 34 millones de pesos, y se bajó a 27 millones.

La casa que está colocada en una esquina, mide 700 metros cuadrados y tiene 900 metros cubiertos con dos construcciones: el edificio principal y otro de oficinas en donde trabajaba el comediante.

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