Por qué no debemos normalizar que las niñas y adolescentes sean madres

En 2021 se registraron más de 373 mil nacimientos de niñas y adolescentes

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Maripina Menéndez es CEO de Save the Children en México.
Maripina Menéndez es CEO de Save the Children en México.

La maternidad es una de las etapas más preciadas dentro de nuestra sociedad. Es común que se piense que las mujeres que serán mamás transformarán su vida positivamente hacia la plenitud y felicidad; y es verdad que, para algunas personas, la llegada de un bebé es una alegría incomparable, llena de aprendizaje y crecimiento. 

Sin embargo, cuando esta idea se vuelve incuestionable -a tal punto de determinar el valor de una mujer- cobra un sentido violento que somete y minimiza su voz y deseo, especialmente, cuando son niñas y adolescentes

Suponer que a esa edad la maternidad es feliz y sencilla -o incluso un deber- es cegarnos ante una realidad muy alarmante. Desde su embarazo, niñas y adolescentes se enfrentarán a múltiples desafíos que pondrán en riesgo su bienestar. Por un lado, tendrán más probabilidades de morir por complicaciones en el embarazo o el parto respecto a las mujeres adultas; además, será más probable que sus bebés nazcan de forma prematura y con bajo peso. 

(Save the Children)
(Save the Children)

Asimismo, será mucho más probable que abandonen sus estudios, lo que, inevitablemente, limitará sus oportunidades económicas y su autonomía para decidir su trayectoria de vida. Por si fuera poco, también serán más susceptibles a vivir en ambientes de violencia por parte de sus parejas. 

Las niñas y adolescentes merecen una alternativa. Debemos empezar por erradicar la idea de que ser mamá es el hito más importante y valioso que tendrán a lo largo de su vida; es nuestra obligación y su derecho darles oportunidades que les permita vivir su presente y futuro de la manera más plena posible y sin ningún riesgo que ponga en peligro su salud. 

Reconozcamos que muchas de las que actualmente son madres no tuvieron derecho a decir si querían serlo; que los matrimonios y uniones no siempre se dan por voluntad propia; que no hay suficientes espacios de acompañamiento para ejercer la crianza desde un espacio de amor y que tampoco hemos promovido a la maternidad como algo que nos compete a todas y todos como sociedad. 

Igual de relevante es que le demos alternativas a las niñas y adolescentes que ya desempeñan este rol: promovamos políticas y acciones que les hagan saber que no están solas, que criar no es solo su tarea y que dedicarse exclusivamente a las labores del hogar y de crianza no es el único camino que deben tomar en sus vidas, si así lo quieren decidir.

Lograrlo es sin duda complejo -pues solo el año pasado se registraron más de 373 mil nacimientos de niñas y adolescentes-, pero por eso mismo es impostergable. ¡No normalicemos la maternidad temprana! Vivir esta experiencia solo es sinónimo de felicidad cuando se elige; ninguna mujer, niña o adolescente debe ser obligada a serlo.

*María Josefina Menendez es CEO de Save the Children en México

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