Los cepillos para el cabello son una herramienta esencial en el día a día de millones de personas alrededor del mundo. Su uso es tan cotidiano que en ocasiones parece imperceptible, no obstante, lo que muchas personas ignoran sobre estos útiles artefactos es que requieren de un constante mantenimiento para continuar cumpliendo su función.
Si bien el desenredar el cabello es uno de sus principales objetivos, los cepillos también son una gran herramienta para mantener saludable el cuero cabelludo de las personas y para cumplir con su misión es necesario mantenerlos en buen estado y limpios.
No es un secreto que la higiene de los cepillos no es una prioridad o parte de la rutina de las personas al después de utilizarlo, al contrario, estos artefactos pueden pasar meses sin que se les retiren el cabello o polvo que quedan atrapados entre sus cerdas, no obstante, especialistas han revelado un desagradable y quisquilloso motivo por el cual la limpieza de estos artefactos debería comenzar a ser un hábito.
Por el uso que se le da a estos artefactos es común ver que entre sus cerdas queden atrapados pedazos de cabello trozado y tal vez un poco de polvo, sin embargo, los elementos que se perciben a simple vista no son los únicos que pudieran estar habitando un cepillo de cabello.
De acuerdo con especialistas, al desenredar el cabello con los cepillos quedan atrapados entre sus cerdas células muertas del cuero cabelludo, así como aceites o grasa de la misma piel del cráneo y restos de los productos que constantemente se utilizan para el cabello.
La falta de higiene en los cepillos puede ocasionar que entre las mismas cerdas del artefacto crezcan bacterias y hongos que propician graves infecciones en el cuero cabelludo, tales como la caspa o dermatitis seborreica.
Aunque no existe un periodo de tiempo exacto para limpiar a profundidad los cepillos, especialistas recomiendan que este proceso se realice cada dos semanas. No obstante, esto también dependerá del uso personal y de la cantidad de productos que se utilicen para el cuidado o higiene del cabello.
Para lavar los cepillos tampoco es necesario comprar herramientas costosas o fuera del alcance, basta con un poco de jabón -que puede ser de manos, de trastes o el mismo shampoo-, una toalla, agua y un cepillo de dientes que ya no se utilice para llegar hasta los rincones más difíciles de alcanzar.
El primer paso es retirarle los restos de cabello que pudieran permanecer atorados en las cerdas, para este proceso basta con utilizar los dedos, mismos que irán juntando todos los residuos. Una vez que está limpio de pelos, toca retirar todo el polvo, células muertas y grasa del cuero cabelludo que permanecen normalmente entre las cerdas y el fondo del cepillo.
Para dicho paso es recomendable dejar remojar el cepillo en agua tibia para que cualquier residuo que se encuentre pegado se ablande y sea más sencillo de retirar. Posteriormente se deberá utilizar el cepillo de dientes, el cual gracias a su tamaño servirá para tallar bien con agua y jabón los espacios de más difícil acceso.
Una vez que el cepillo de dientes expulsó los residuos más inalcanzables, será necesario enjuagar con abundante agua para eliminar no solo cualquier resto de cabello o células muertas sino también el jabón que se utilizó para lavarlo.
Cabe mencionar que dejar secar el cepillo completamente es fundamental para poder seguir utilizándolo pues por sus materiales muchos de ellos suelen guardar humedad, ambiente que propicia en gran medida la aparición de hongos.
Basta con dejarlo boca abajo sobre una toalla que pueda absorber cualquier resto de agua o si es posible ponerlo un rato bajo el sol para que seque completamente.
El cuidado e higiene personal no depende únicamente de los productos que apliquemos al cuerpo sino también de las herramientas que, por más cotidianas que parezcan, requieren limpieza y mantenimiento.
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