La restauración de la Zona Arqueológica Teocaltitán en Jalisco llevada a cabo por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trajo consigo la revelación de cuatro entierros en la zona del altar central, justo frente A la pirámide principal.
En el flanco oriente del altar y frente a la pirámide se encontró el entierro de un infante en posición anatómica.
Los restos estaban completos en una fosa con una laja de piedra. Post mortem el niño fue recostado sobre su espalda y con las piernas flexionadas.
La colocación de los huesos determinó que el entierro tuvo lugar en la última etapa de ocupación del sitio, en el Posclásico Temprano, entre los 900 y 1100 d.C.
En la esquina del suroeste del altar se descubrieron los restos de un individuo adulto que estaba acompañado de una vasija.
Este artefacto permitió descifrar que pertenecía al periodo Clásico Tardío o al Epiclásico entre los años 600 o 900 después de Cristo.
Por esta razón se tuvo que desmontar la arista del edificio y con la excavación se determinó que el altar central era producto de tres monumentos constructivos.
Las investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México descubrieron otro par de entierros en la restauración.
Uno de ellos muy deteriorado por el lugar en el que fue encontrado, el otro está en proceso de excavación.
Desde el año 2011 hasta ahora se han hallado un total de ocho entierros humanos que se asocian con el altar central y cada uno pertenece a las distintas épocas de ocupación del sitio.
La investigadora del Centro INAH Jalisco y directora del Proyecto Arqueológico Teocaltitán, Marisol Montejano Esquivias, mencionó que este tipo de hallazgos muestra las diversas prácticas funerarias de la época prehispánica.
La investigadora agregó que en la zona posterior, en los parámetros de la cancha de juego de pelota, se descubrieron entierros infantiles y adultos.
De uno de ellos se recuperó un cráneo junto con unos aretes de cobre y concha. El INAH tiene la hipótesis de que fue sacrificado en el Posclásico Temprano como parte de un ritual en el lugar sagrado.
Este lugar se ubica en el cerro con el mismo nombre en el pueblo de Teocaltitán de Guadalupe, municipio de Jalostotitlán. La arquitectura del lugar denota la importancia que tuvo el centro ceremonial en su momento.
Allí se edificaron al menos 25 estructuras en los periodos Clásico y Epiclásico, aunque luego la civilización abandonó el sitio. Fue hasta el periodo Posclásico que se volvió a habitar.
Teocaltitán se integra por la pirámide, el patio hundido, el altar, las plataformas y con la cancha de juego de pelota con 60 metros de largo. También cuenta con 5 pirámides exentas.
Actualmente continúa avanzando la restauración de Teocaltitán y se está trabajando en la consolidación de las estructuras que se encuentran dentro de este centro ceremonial.
Los trabajos de restauración de la zona arqueológica están presentes desde 2007. El INAH informó que se ha tenido un gran progreso en la recuperación de los elementos arquitectónicos prehispánicos.
La zona está abierta para visitas y cuenta con vigilancia las 24 horas. En 2017 se informó que el sitio tendría área de baños, por lo que se les otorgó un presupuesto cerca de 300 mil pesos, así como la construcción de un estacionamiento.
Los encargados de sus restauración han reconocido que el lugar tiene un fuerte potencial turístico porque está ubicado en el centro de sitios religiosos de la región.
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