El martes, un hombre identificado como El Gary, presento jefe de plaza del Cártel del Noreste, fue abatido en un enfrentamiento con policías estales en el municipio de Guadalupe, en Zacatecas (al centro norte de México).
Según los hechos, los agentes le marcaron el alto a un vehículo marca BMW que se transitaba en una carretera de la comunidad de Sauceda de la Borda. Los civiles hicieron caso omiso de las órdenes, lo que provocó una persecución.
Los tripulantes de la unidad particular respondieron a balazos y los policías repelieron la agresión. El conductor del BMW perdió el control del vehículo y se impactó contra otro automóvil que estaba estacionado.
Cuando los uniformados se acercaron a la unidad, observaron al Gary sin vida y dos personas más —un hombre y una mujer— lesionados. Trascendió que uno de los acompañantes del jefe de plaza era su madre, quien se encuentra hospitalizada.
La Fiscalía General del Estado confirmó que se trató de una agresión armada contra elementos de la policía, quienes realizaban tareas de investigación en la región.
El Gary, líder del Cártel del Noreste, era desertor de otro grupo criminal antogónico con operaciones a nivel nacional. Se desempeñaba como encargado de las actividades delictivas del municipio de Valparaíso, en Zacatecas.
En Zacatecas, el Cártel del Noreste se ha visto reducido tras la captura del jefe máximo de la organización, Juan Gerardo Treviño Morales, alias El Huevo, ocurrida el pasado 14 de marzo.
De acuerdo con el especialista en seguridad, Héctor de Mauleón, la captura del Huevo ha sido leída —especialmente por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) — como una señal de debilidad, lo que ha provocado disputas con otros grupos criminales.
El enclave geográfico de Zacatecas ha convertido al estado en un terreno en disputa. Corredor que une a los puertos del Pacífico con los estados del norte, el crimen organizado ha fragmentado a la entidad en “plazas” que son controladas por el Cártel del Golfo, el Cártel de Sinaloa, del Noreste, el Cártel Jalisco Nueva Generación y una facción remanente de los sanguinarios Zetas conocida como Los Talibanes.
Llave de paso hacia San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco, Nuevo León, Durango, Nayarit y Colima, cada región de Zacatecas es controlada por un grupo narco diferente, aunque también se han registrado treguas entre dos cárteles que buscan hacerle frente a un mismo “enemigo en común”.
Tal es el caso del Cártel del Golfo y el CJNG, quienes han pactado alianzas para combatir al Cártel de Sinaloa y a Los Talibanes, unidos con el mismo propósito.
Fundados por Iván Velázquez Caballero, El Talibán o El Z-50, Los Talibanes se formaron tras la ruptura con los Zetas de Miguel Ángel Treviño Morales, y posteriormente pasaron a colaborar con el Cártel del Golfo.
El Talibán fue enviado a Zacatecas en 2007. Cuatro años después el liderazgo del grupo cayó en las manos de sus hermanos, Daniel Velázquez Caballero, El Talibancillo, y Rolando Velázquez Caballero o Roel Velázquez Caballero, apodado El Rolis. Este último ha sido señalado como el nuevo líder de la organización, cuya presencia se extiende en al menos 14 municipios del estado.
El cártel de las cuatro letras mandó en 2019 a su representante Gonzalo Mendoza Gaytán, alias El Sapo, operador de alto nivel del CJNG, a que instalara células operativas en varios puntos de Zacatecas, Guadalupe y otros municipios aledaños. Con el paso del tiempo se fue adueñando progresivamente de la región sur del estado.
Otro actor importante en la narcoguerra es sin duda el Cártel de Sinaloa, quien anunció su llegada a Zacatecas con un video en el que varios hombres interrogaron a 15 sicarios del CJNG, y cuyos cuerpos aparecieron después envueltos en cobijas en un tramo de la carretera federal 45.
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