La Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) tuvo que trasladar un avión de su propiedad, que por décadas había permanecido estacionado en México ante cualquier eventualidad, debido a que recientemente autoridades mexicanas rescindieron su plaza de estacionamiento, confirmaron tres fuentes estadounidenses.
El retiro de la aeronave representó un nuevo “golpe” a la cooperación conjunta entre México y Estados Unidos en materia de combate al narcotráfico, pues ésta se ha visto deteriorada en los últimos años con el arribo al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La DEA había tenido su propia aeronave en Toluca, cerca de la Ciudad de México, por lo menos desde principios de la década de 1990, para llevar a cabo misiones contra los cárteles y transportar agentes estadounidenses y unidades de élite para la supervisión de operativos sensibles.
El avión que acaba de ser retirado, un King Air de doble turbohélice con capacidad para más de 10 personas, desempeñó un papel clave en la captura de algunos de los capos de la droga más poderosos del mundo y fue utilizado en operativos contra Joaquín El Chapo Guzmán. También sirvió para las operaciones de la DEA en Centroamérica.
De acuerdo con un funcionario del gobierno estadounidense, así como de dos fuentes de seguridad familiarizadas con el tema, el avión ya fue trasladado a Texas. Los tres pidieron el anonimato debido a que ninguno está autorizado a hablar al respecto.
“Esto hará que las cosas se detengan. No podemos atravesar partes de México. Es demasiado peligroso”, dijo una de las fuentes de seguridad familiarizadas con las operaciones de la DEA.
La DEA declinó hacer comentarios sobre el asunto y tanto la Fiscalía General de la República (FGR) como la oficina del presidente López Obrador guardaron silencio ante las solicitudes de información de la agencia Reuters.
El traslado de la aeronave amenaza con socavar los esfuerzos de Estados Unidos en el combate al crimen organizado en territorio mexicano, y también corre el riesgo de retrasar las extradiciones de capos de alto rango.
Se trata de otro ejemplo de las fisuras en la relación entre la DEA y el gobierno de México desde que López Obrador llegó al poder en 2018, cuando prometió adoptar un enfoque menos hostil para combatir el crimen organizado.
México disolvió el año pasado una selecta unidad antinarcóticos que durante un cuarto de siglo trabajó mano a mano con la DEA para combatir a los cárteles.
Sin embargo, a pesar de ésta fuerte reducción en materia de cooperación antinarcóticos, algunos funcionarios estadounidenses han asegurado que las relaciones han sido mejores si se comparan con el 2020, cuando las autoridades estadounidenses arrestaron al ex titular del Ejército mexicano, Salvador Cienfuegos, por supuestamente aceptar sobornos de un cártel de la droga.
Tras el descontento de México, un juez estadounidense liberó a Cienfuegos después de que los fiscales lo solicitaran alegando consideraciones “sensibles” de política exterior.
López Obrador ha criticado con frecuencia a la DEA por sus métodos que, según él, atentan contra la soberanía de México.
Los problemas con el avión comenzaron poco después de que López Obrador asumiera el poder, según una fuente de seguridad familiarizada con las operaciones de la DEA.
Su uso se ralentizó en 2019, después de que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), que controla el espacio aéreo y goza de un papel ampliado bajo la administración de AMLO, comenzara a exigir una solicitud por escrito del gobierno estadounidense dos semanas antes de cualquier vuelo.
Esto hizo que muchas misiones fueran inviables debido a la necesidad de flexibilidad y rapidez, explicó la fuente de seguridad. Aunado a ello, las apelaciones de la DEA a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) fueron en vano y el uso de la aeronave se estancó.
Hace aproximadamente un mes, la DEA tuvo que trasladar el avión porque la FGR le pidió que renunciara a su espacio de estacionamiento en el hangar de la Fiscalía, ubicado en el aeropuerto de Toluca, según la fuente.
Funcionarios estadounidenses han advertido que la ausencia del avión obstaculizará el trabajo de la DEA, y recordaron el papel fundamental de la aeronave al transportar a los principales policías mexicanos, a las fuerzas especiales de élite de la Marina y su equipo para los grandes operativos.
“El avión tenía un valor incalculable para nuestras misiones”, reiteró Leonardo Silva, un antiguo agente de la DEA que prestó servicio en México. “Es muy importante para que la DEA pueda funcionar y ser eficaz en México”.
Con dos pilotos de la DEA en estado de alerta las 24 horas del día, el avión también ha sido fundamental para rescatar a los agentes estadounidenses que se enfrentan a amenazas de muerte. Uno de esos casos ocurrió en 2011, cuando Los Zetas asesinaron a un agente de las Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos y persiguieron a su colega herido, Víctor Ávila, quien tuvo que ser rescatado en dicho avión.
Las extradiciones de narcotraficantes también pueden verse en peligro porque la DEA, usualmente, sólo cuenta con un par de horas para llevar a los jefes de los cárteles al extranjero, antes de que sus abogados enreden el proceso en una red de movimientos judiciales, detalló un ex agente de alto nivel de la DEA que trabajó en México.
Los cárteles de la droga que libran guerras territoriales por las rutas de tráfico han hecho que la tasa de asesinatos en México supere las 30.000 muertes violentas anuales. En Estados Unidos, las nuevas drogas “hiperpotentes “producidas por los cárteles mexicanos han desencadenado un fuerte aumento en las sobredosis, que a su vez provocaron más de 100.000 muertes el año pasado.
Con información de Reuters / Drazen Jorgic
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