Querido Ángel:
Desde hace tiempo te dejamos de decir “peluchin”, aquel apodo que con mucho cariño te pusimos en familia. Me cuesta mucho trabajo hablar de ti en pasado, te recuerdo en presente porque así me resisto a despedirte.
Siempre te deseé un gran futuro. Recuerdo que una vez nos encontramos caminando al Cinvestav; tú ibas a tus practicas de laboratorio, yo iba saliendo de un taller de divulgación de ciencia. Creo que ambos teníamos la chispa de la curiosidad, pero tú siempre lo llevaste a otro nivel, aunque eres mi primo, desde niño nos inculcaron como tío-sobrino.
Supe que tu gran prioridad era la ciencia y nunca te desviaste de ello. También sabemos que estás por emprender un micronegocio, y que ante todo nunca dejaste de un lado tu capacidad de crear, quiero que sepas que creaste un nuevo mundo para nosotros. Haz hecho hablar al gran silenciador de Luis Felipe y se han movilizado miles de personas en tu nombre bajo una sola exigencia: buscar justicia para ti y que no exista ningún estudiante en peligro.
Tus papás más que nunca están más orgullosos de ti. Sé que estas bien cobijado en las manos del Señor, solo recibes lo que en vida siempre diste: mucho amor. Cada vez que hable de ti lo haré en memoria de todo lo que me inspirabas. Te prometo que estaremos luchando para no seas olvidado.
Con Amor,
Moisés Campos
PD. La ultima vez que nos vimos fue en mi fiesta de cumpleaños. Ya pasados de copas recuerdo que abriste la puerta y preguntaste a mi mamá -Madrina, ¿me pasa las llaves?- llegaron de sorpresa y fue una gran oportunidad para abrazarnos. Desde aquí siempre esperaremos el día en que abras la puerta y nos pidas las llaves o nos visites para desearnos lo mejor.
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