Uno de los grupos más vulnerables que existe en México es el de las mujeres privadas de su libertad. A lo largo de la república se han documentado casos de mujeres que han sido inculpadas por tener algún vínculo no delictivo con criminales o que su situación económica vulnera su derecho legítimo a una defensa digna.
Además, el estigma social es algo que persigue a todos los presos en México: “Están ahí por algo” suele ser el señalamiento público, mismo que connota que se merecen vivir en las condiciones de precariedad características del sistema penitenciario mexicano.
Sin embargo, los números oficiales señalan que en la población carcelaria abundan personas presas sin sentencia, esto por la implementación indiscriminada de la prisión preventiva oficiosa como medida cautelar. Asimismo, el no tener una defensa adecuada hace que las personas sigan presas por periodos largos por delitos menores.
Es en este contexto donde interviene Ave Fénix México, colectivo creado para ayudar a mujeres presas en el penal de Santa Martha Acatitla, al oriente de la Ciudad de México. De tal modo que, gracias a la aplicación de una defensa digna, se pudo obtener la liberación de Anita, una mujer que estaba por cumplir un año tras las rejas por haberse robado 200 pesos.
Las y los colaboradores de Ave Fénix lograron grabar el momento exacto de la liberación de Anita, quien mostró una sonrisa en todo momento y pudo disfrutar de pisar la calle después de someterse al sistema judicial mexicano en el que hubo varias anomalías sobre su caso. De acuerdo con Citlalli Fernández, el caso de Ana Patricia es como el de muchas otras, que están presas por delitos no violentos y purgan una sentencia desproporcionada respecto a la felonía.
Particularmente, se describió este caso como el de una mujer de pueblo que tiene problemas para pronunciar el español y, cuando fue sometida a su proceso judicial, no le dijeron quien la denunció, no le dieron copia de su sentencia y que sufrió de discriminación. Además, su abogado de oficio no le resultó de mucha ayuda.
Entre porras y siguiendo una superstición mexicana, las voluntarias y voluntarios de Ave Fénix recibieron a Anita a las afueras de Santa Martha este miércoles 27 de abril; corearon su nombre y le entregaron unos tenis nuevos. Asimismo, la acompañaron en sus primeros pasos como una mujer libre y le preguntaron sobre su nueva forma de ver la vida, a lo que ella insistió en que se debe de ayudar a las reclusas del penal.
“Apoyen a muchas chicas que están aquí injustamente […] apadrinen a una interna, aquí adentro la vida es muy dura”
“Hasta que uno vive las cosas se da cuenta de la verdad de aquí adentro”, insistió ante sus compañeras que la ayudaron a salir. “Hay mucha gente que no tiene apoyo de su familia, no tienen visita”, agregó. Durante la breve caminata que dio al salir del penal dijo que se lleva muchas cosas buenas, las cuales le sirvieron para madurar y tener una forma diferente de pensar y actuar “aprecias muchas cosas: un abrazo, un beso, una sopa caliente”.
Cabe destacar que en el video le insisten a Anita a que se cambie los tenis y deje una bolsa que está cargando, esto porque existe la superstición de que si un interno que quedó en libertad no se deshace de las cosas que adquirió al interior del penal, invariablemente, va a regresar a prisión.
En entrevista exclusiva para Infobae México, Citlalli Hernández especificó que Ave Fénix ha empezado acciones para mejorar las condiciones de vida de las internas de Santa Martha y, gracias a la ayuda de un abogado de su confianza, lograron la liberación de Anita, con lo cual esperan continuar ayudando a las mujeres privadas de su libertad.
“Son inocentes inculpadas que llevan dos o tres años en reclusión”
Señaló que existen casos muy sencillos que se complejizan por el sistema penal mexicano, pues además de refrendar la falta, la procesada debe de pagar multas, garantías y reparación de daño, por lo que si un abogado se mueve ágilmente, podría sacar a las infractoras menores en cumplimiento de otras medidas estipuladas en el marco jurídico mexicano.
Sin embargo, la pobreza y la ignorancia juegan en contra de las mujeres de escasos recursos, pues no pueden tener acceso a una defensa digna y deben de seguir su caso con los abogados de oficio, quienes se ven rebasados de trabajo como para poder brindar un servicio adecuado a las reclusas. En este sentido, rescató el trabajo del licenciado Luis Casarrubias, abogado que ayudó a la liberación de Anita.
Dijo que para que esta liberación se pudiera materializar se aplican filtros, esto para conocer al tipo de reclusa y saber de quién se trata, explorar el caso y tratar de acelerar su liberación haciendo uso de los beneficios a los que se puede tener acceso.
Finalmente, de acuerdo con información consultada por Ave Fénix, de cada 100 casos que llegan a los juzgados y se aplican medidas de privación de la libertad, 95 terminan con sentencia condenatoria; sin embargo, alrededor de cuatro fueron criminales que cometieron delitos violentos; es decir, la mayor parte de la población carcelaria, si tuviera una defensa digna y se ejerciera el Estado de derecho, podría acceder a otras medidas de justicia que no sea la reclusión, pues se tratan de inocentes inculpados o personas que iban por un delito menor.
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