La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJE) dio a conocer que los cuerpos encontrados en una fosa clandestina en Cajeme, no corresponden a los cuerpos de las hermanas Bianca Anahí y Brianda Aderly.
A través de un comunicado compartido por sus redes sociales, la FGJE informó que lo anterior fue determinado por medio de pruebas científicas realizadas por los peritos de la Fiscalía.
Las hermanas son originarias del poblado de Quetchehueca ubicado en el Valle del Yaqui y están desaparecidas desde el 31 de marzo del 2021. De acuerdo con medios locales, las mujeres se encontraban en un restaurante de Ciudad Obregón cuando fueron vistas por última vez, desde entonces se desconoce su paradero.
Días después, familiares de las mujeres mencionaron que se había encontrado la credencial de una de ellas en la calle Michoacán, entre 500 y 600. Informaron de igual modo que fue remitida a la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC).
Sin embargo, fue el pasado 01 de abril cuando se realizó el hallazgo de dos cuerpos dentro de una fosa ubicada en la calle 400 entre 17 y 19 en el Valle del Yaqui del municipio de San Ignacio Río Muerto, la cual fue ubicado en conjunto con el colectivo de búsqueda Guerreras Buscadoras Cajeme, de acuerdo con medios locales.
El grupo encontró en dicho lugar dos osamentas del sexo femenino con mechones de pelo, uno rubio y el otro de color castaño junto con ropa interior femenina, por lo que se especuló, de manera extraoficial, que podía corresponder a las hermanas.
Por lo que al lugar arribaron peritos de la Fiscalía de Sonora para levantar los restos de los cuerpos localizados e iniciar con la comparativa de ADN.
Fue así que concluyeron que no corresponden a las hermanas desaparecidas en Cajeme. Además, determinaron que pertenecen a una pareja: un hombre y una mujer. También se lograron identificar los restos de la fémina estableciendo que los restos corresponden a una mujer de nombre Gabriela Susana.
De igual modo, algunos medios del estado, de forma extraoficial, apuntaron a que los restos corresponden a una mujer desaparecida desde el año 2019 llamada Gabriela Susana Flores Girón, aunque esta versión no ha sido confirmada por las autoridades del estado.
Las desapariciones son uno de los temas más preocupantes que asolan al estado de Sonora, la cual fue ocasionada por los conflictos entre los grupos delictivos que operan en el estado.
Pero no solamente la crisis de desapariciones envuelve a Sonora en un manto negro, sino que aunado a este, está el problema forense en todo el país. Actualmente hay más de 52 mil personas fallecidas sin identificar que yacen en fosas comunes, instalaciones de los servicios forenses, universidades y centros de resguardo forense.
De acuerdo al Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), serían necesarios 120 años para identificar los restos humanos, sin contar los nuevos cuerpos que se van sumando cada día, como los que encuentran los colectivos de búsqueda.
De igual forma, destacaron que existen deficiencias del sistema de registros genéticos como información incompleta, desactualizada y carente de datos relevantes como la fecha de ingreso de las personas fallecidas, su procedencia, lugar del hallazgo, cuerpos identificados y entregados o no a las familias y su ubicación.
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