La Casa de las Águilas es un edificio neotolteca del recinto sagrado de Tenochtitlan. El techado que lo protegía colapsó en abril del año pasado durante una tormenta, tras no soportar el peso del granizo. A un año del colapso, la construcción está recuperando su forma original.
Actualmente la edificación luce muy diferente a los primeros días posteriores al derrumbe, cuando estuvo bajo el resguardo de la antiguo techo que fue apuntalado y respecto a los meses anteriores en que estuvo cubierta por un techado temporal sostenido por una estructura protectora capaz de soportar el peso.
En el lugar se realizan obras de remoción de la cubierta provisional, a cargo del Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) y la compañía TGC Geotecnia y Construcción. Los encargados prevén que el techado definitivo quedará colocado a principios del segundo semestre de 2022, fecha en que los visitantes podrán disfrutar del espacio remodelad .
El nuevo techo está hecho de materiales ligeros que tienen gran resistencia, cubre una gran área y no requiere de muchos puntos de apoyo. Es decir que, no implicará un peso que pueda dañar el suelo prehispánico y tampoco obstaculizará la vista general del sitio ni de los edificios de los alrededores, por lo que quienes visiten el Museo del Templo Mayor podrán observar a detalle el recinto.
Con los trabajos de remodelación, locales y extranjeros podrán ver en la Casa de las Águilas las características banquetas y murales policromos que conservan colores como el rojo, el amarillo y el blanco, así como el decorado labrado en piedra, que incluye una flor de cuatro pétalos. Tras el colapso de la cubierta los especialistas temían que la pintura resultara dañada, sin embargo descartaron prontamente los daños.
El recinto fue construido en etapa V del Templo Mayor, en el año 1489 d.C y los restos de componentes de la sangre hallados en el recinto sugieren que se trataba de un sitio dedicado a ceremonias religiosas. Otro de los elementos presentes que refuerzan la hipótesis es un altor donde se encuentra una bola de heno, en el cual se encajaban las espinas para el autosacrificio.
En el lugar fueron encontradas estatuas de guerreros águila y dos piezas hechas en barro de Mictlanltecuhtli, que representan al dios del inframundo semidescarnado con los brazos elevados, con pequeños orificios en la cabeza, donde probablemente se colocaba cabello natural. Entre las costillas de las figuras fueron hallados objetos pintados de color rosa y que posiblemente representan al hígado, un órgano que los mexicas relacionaban con el mundo de los muertos.
Cabe mencionar que la nueva estructura que lo cubrirá tiene una pendiente mayor a la de su predecesora, con el fin de evitar su vencimiento, al facilitar el deslizamiento de la lluvia y el granizo durante una tormenta similar a la del año pasado. Esto garantiza que la zona arqueológica no volverá a cerrar, tal como sucedió en 2021, cuando fue cerrado pese a que la Secretaría de Cultura informó que los daños a la edificación mexica eran menores y no ameritaban gran preocupación.
Este año también se renovarán las cubiertas de los Templos Rojos Norte y Sur en el Templo Mayor. Cabe señalar que en este sitio arqueológico de la Ciudad de México recientemente localizaron un gran depósito de estrellas de mar pertenecientes a una ofrenda que data del año 1500, fecha en que se dio la transición entre los reinados mexicas de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin.
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