Porfirio Díaz fue un político que gobernó en México por más de tres décadas, hasta que el estallido de la Revolución Mexicana lo obligó al exilio. Sus acciones políticas son conocidas porque impulsaron un gran desarrollo en el país pero también propiciaron la desigualdad social, sin embargo, poco se sabe de su vida familiar y de su parentesco con una familia real que continúa su legado hasta la actualidad.
Díaz tuvo siete hijos, de los cuales solo sobrevivieron tres: Amada, Porfirio y Luz Aurora. Fue a través del casamiento de Amada, cuya madre era una indígena llamada Rafaela Quiñones, que la familia Díaz se relacionó con la Casa de Grimaldi. El nombre de su esposo, Ignacio de la Torre y Mier, ha resonado en años recientes por un escándalo.
Ignacio era un importante empresario, hacendado y político de la época que tenía conexión con la realeza de Mónaco. Cabe mencionar que el matrimonio estuvo envuelto en escándalo cuando corrió el rumor de que Torre y Mier había participado en el “Baile de los 41″, una fiesta en la que fue detenido junto a decenas de hombres homosexuales pertenecientes aristócratas a los que se les apodó como “La Aristocracia de Sodoma”.
El esposo de Amada fue liberado por órdenes de Porfirio Díaz y su nombre se borró de la lista. Sin embargo, este no es el único detalle de la vida de Ignacio que marcó la historia familiar del entonces presidente de México. También está su parentesco con Susana de la Torre y Mier, quien era su hermana y se casó con el conde Maxence de Polignac.
Maxence y Susana tuvieron un hijo, quien recibió el nombre de Pedro de Polignac, quien fue elegido por Luis II de Mónaco para casarse con su ilegítima hija Carlota. Así Amanda Díaz Quiñones se convirtió en cuñada de la mujer mexicana que emparentó con la Dinastía Grimaldi a través de su hijo.
Del casamiento entre Pedro y Carlota nació Raniero III, quien fue monarca hasta que murió en 2005, año en que fue sucedido por el actual príncipe, Alberto II. La vida de Alberto, bisnieto de la aristócrata mexicana Susana de la Torre y Mier, estuvo en ojo público desde su nacimiento no solo por ser parte de la realeza sino por ser hijo de Grace Kelly, una famosa actriz de Hollywood.
El enlace entre los padres de Alberto, Grace y Raniero III de Mónaco. representó la unión entre la realeza tradicional y la nueva aristocracia, ya que el padre de la novia era una empresario irlandés-estadounidense y medallista de oro olímpico. El evento es conocido como la Boda del Siglo, debido al singular enlace entre un príncipe y una actriz, quienes de conocieron en la Riviera Francesa en 1955.
La boda de Alberto II fue también un evento que causó revuelo. La controversia surgió debido a que Charlene Wittstock, la mujer con la que contrajo nupcias, tenía el rostro serio, parecía estar nerviosa e incluso fue vista llorando. El matrimonio continuó llamando la atención de la prensa durante la Luna de Miel, luego de que se descubriera que la pasaron en hoteles separados por más de 15 kilómetros de distancia.
Cabe mencionar que Mónaco es el segundo estado más pequeño a nivel mundial. Su monarquía, conformada por la familia Grimaldi es la más antigua de la realeza europea.
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