La Alameda Central es uno de los parques más icónicos y conocidos de la Ciudad de México, esto se debe a que guarda un sinfín de anécdotas que datan de la época colonial, incluso, es considerada como el parque más antiguo de la capital y de América, ya que al momento de su construcción no había un lugar parecido en la región.
Desde que fue construido hasta la fecha, ha pasado por distintos cambios, sin embargo, durante el Segundo Imperio Mexicano el lugar sufrió notables transformaciones. La autora principal de estas modificaciones fue la emperatriz Carlota de Habsburgo, una de las protagonistas de los tantos acontecimientos que más destacan en este sitio pero ¿cuál es el tesoro que la mujer belga dejó a la Alameda?
Si se es chilango o si se ha visitado el Centro de la capital se debe saber que este rincón, ubicado frente al Palacio de Bellas Artes, es un destino obligado, pues se puede disfrutar de una agradable vista y de varias esculturas, entre las que figura la fuente de Venus conducida por céfiros del escultor francés Mathurin Moreau, un elemento que fue donado por Carlota Amelia.
La ilustre mujer dejó esta herencia europea al parque porque, de acuerdo con información de la Ciudad de México, este fue uno de sus sitios favoritos mientras ella y su esposo Maximiliano de Habsburgo se encontraban al frente del país. La emperatriz acostumbraba ir muy seguido, por tal motivo decidió modificarlo y darle un mejor aspecto.
Cabe destacar que durante los tiempos del Segundo Imperio mexicano, la Alameda Central se volvió uno de los puntos más visitados por la aristocracia mexicana, ya que en aquella etapa, las mujeres de las clases altas estaban habituadas a “copiar” todo lo que hacía su gobernante.
Además de haber mandado traer la icónica fuente de Venus, dio la orden de que se sembraran rosas para embellecer más el espacio público, puesto que debido a los conflictos políticos por los que había atravesado el país antes, no se le había dado atención a distintas zonas de la capital, entre ellas este parque.
La vida en la Ciudad se vive tan rápido que seguramente más de una persona desconocía dicho particular detalle que da identidad a uno de las partes más sobresalientes de la CDMX. Es preciso agregar que la estructura se planeó en el siglo XVI cuando el virrey Luis de Velasco pidió que se hiciera un sitio donde las y los habitantes pudieran pasar sus tiempos libres y respirar aire fresco.
Otro de los datos curiosos del parque más antiguo de América se encuentra en que nació en el año 1592 y la obra mexicana se inspiró en la Alameda de Hércules de la ciudad de Sevilla, la cual también es considerada la más antigua, pero de España y de Europa.
Asimismo, se le dio el nombre de “Alameda” porque en siglos anteriores en la zona figuraba la presencia de los álamos que se encontraban sembrados al límite de las actuales avenidas de Hidalgo y Juárez, no obstante, con el paso del tiempos fueron sustituidos por sauces y fresnos.
El presente aspecto del corazón natural del Centro Histórico es fruto de las diversas reestructuraciones que ha experimentado a lo largo de la historia. Entre las remodelaciones más recientes destaca la que se llevó a cabo en el año 2012, cuando después de 8 meses de trabajos se logró dar un nuevo aspecto al establecimiento con nuevos árboles y piso de mármol.
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