Ya pasaron cuatro años y medio de aquella tarde donde un fortísimo sismo de 7.1 grados Richter sacudió la Ciudad de México, dejando un saldo de al menos 370 muertos y mil 008 viviendas totalmente destruidas. San Gregorio Atlapulco, en la alcaldía Xochimilco, fue una de las zonas más afectadas debido a que es un asentamiento irregular por su pasado lacustre, donde predominaban las chinampas.
Pese a ello, parece ser también la más olvidada por las autoridades ante el 19-S. Y es que a diferencia de otros damnificados de alcaldías como Tlalpan, Coyoacán y Cuauhtémoc, que ya recibieron la reconstrucción de sus departamentos, en este “poblado” 42 familias (predios), conformadas por poco más de 200 personas, siguen viviendo con la incertidumbre de no poder regresar a su hogar, ese donde ya nada más queda el terreno y algunos vestigios.
Ante el argumento del gobierno de la CDMX de que “no hay dinero para levantar’', en 2018 decidieron formar un colectivo de damnificados bajo el nombre de “Enlace Xochimilco”, donde realizan mesas de trabajo cada 15 o 20 días en un terreno baldío de la zona.
Su representante y también damnificado, el abogado Óscar Peláez, señaló en entrevista para Infobae México que, con la llegada de la pandemia de COVID-19, sus afectaciones han dejado de ser atendidas y su situación precaria ha aumentado. Incluso, aseguró que el último encuentro con la Comisión para la Reconstrucción de la capital para revisar avances fue en agosto de 2019.
“Estamos en una zona que no es visible para muchas personas, pero nosotros también contamos [...] Las autoridades se han valido de argucias para que los damnificados se cansen y se retiren, para que sean un caso menos que atender”
Para llamar la atención de las autoridades, el pasado 16 de febrero el colectivo decidió bloquear por varias horas la avenida Insurgentes y Eje 5 Sur, en la alcaldía Benito Juárez, donde exigieron una reunión con la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, así como con su secretario Martí Batres.
Cuando rentar ya no es opción
Alicia Guillén, una mujer de 77 años de edad que camina con ayuda de un bastón por los callejones del poblado al sur de la capital, ve con nostalgia el pequeño terreno baldío con hierba seca y crecida que alguna vez albergó su casa durante 14 años y en la que vivía con seis personas, la familia de su hijo.
“No se cayó la casa por completo, sino que se fue de lado y se abrió. Entonces vinieron los de gobierno y la tuvieron que demoler y sacar los escombros”, narra mientras señala el rincón donde se acomodaron algunas piedras con varillas salidas que nunca recogieron.
Para no dejarlos en la calle, la Comisión otorgó a los damnificados de San Gregorio una ayuda económica de cuatro mil pesos al mes a través tarjeta de débito para rentar algún alojamiento, en una alcaldía donde el costo promedio por un departamento de dos cuartos supera los seis mil pesos, según el portal Inmuebles24.
Por lo mismo, a la Sra. Guillén solo le alcanzó para mudarse a un pequeño departamento de un cuarto donde no caben sus familiares, quienes tuvieron que rentar por separado. Con visible agotamiento, reconoció que irse a vivir sola junto a su perrito le ha traído problemas.
“Tengo un perrito y porque ladra se molestan los vecinos y ya me están pidiendo el lugar. Por mi edad no estoy en condiciones de mover la mesa o la cama [...] Quisiera la reconstrucción porque quiero volver a tener un techo digno junto a mi hijo y disfrutar mis últimos años”
Una situación similar están pasando Don Odilón Rentería y Amanda Contreras, de 96 y 71 años, respectivamente. Este entrañable matrimonio vivió durante 34 años en una micro vivienda de un cuarto, junto a la casa de la familia de su hijo.
Pero el sismo los separó hasta un cuarto ubicado en Los Reyes, a 25 minutos de ahí, en los límites con el Estado de México. Si bien aseguran que su familia siempre está al pendiente de ellos, las propias condiciones de su edad exigen la cercanía con sus parientes. Ya con dificultad para hablar en voz alta y dibujando con los dedos un croquis imaginario de “su casita”, Don Odilón se dijo preocupado porque algo les pueda ocurrir.
“Esta es mi casa, es mi terrenito con mi esposa y ya estamos viejos los dos. Queremos estar con nuestra familia. Quién nos cuida, quién nos ve, es mucho peligro [...] La forma más fácil de llegar es en bicitaxi y hemos tenido que ir al doctor a altas horas de la noche”
Hay otros casos como el de Arturo González, de 42 años de edad y quien vivía con sus seis familiares en un inmueble hoy en ruinas, que tuvieron que mudarse a la casa de su primo, pero como dicen: hasta en las mejores familias llegan a haber problemas.
“Estamos de arrimados con un primo, y tú sabes qué el muerto y el arrimado apestan a los tres días. Hemos tenido problemas, pero nos soportan, pues porque somos familia”, dijo entre risas.
Indemnización, solo si se reubican
Tal es el amor por San Gregorio que todos los miembros del colectivo tienen la intención de quedarse a vivir ahí hasta el final de sus días, a pesar de las “presiones” por parte de la Comisión de Reconstrucción capitalina.
Y es que el principal factor de que sus casos se hayan estancado en despachos de abogados, es porque las autoridades señalan que sus predios están sobre asentamientos irregulares, lo que aseguran, pondría en riesgo su integridad, además que varios de ellos están dentro de “áreas protegidas”.
Al respecto, Arturo González reveló que ya le han ofrecido una indemnización de hasta 520 mil pesos para “levantar” su humilde hogar, cuando según sus cálculos necesitaría al menos un millón para tener los servicios necesarios. Eso sí, a cambio de firmar una reubicación a la alcaldía Tláhuac (a más de una hora de camino de ahí). Indicó que el objetivo de las autoridades es que se les permita ingresar maquinaria para tirar todo y que “el predio sea ocupado para la siembra”, como zona ecológica.
Sin embargo, para él esto solo es una estrategia del gobierno, pues aseguró que desde que nació “ya estaba pavimentado ahí”. Durante el recorrido, Infobae México observó varias casas de hasta dos pisos remodeladas; incluso, muy cercanas a las que fueron destruidas por el temblor.
“Lo que yo quiero es reconstrucción porque ya tenemos todos los servicios ahí: drenaje, luz, teléfono, todo. Pero te dicen que no porque está en zona ecológica, de conservación”
La señora Guillen agregó que en sus 40 años viviendo en el poblado, nunca le habían dicho que estaba prohibido construir por ser reserva o que su casa corría algún peligro.
“Antes del sismo no había tenido ningún problema [...] No hay ningún canal de agua, ninguna zanja, todos los parajes están secos. No sé qué es lo que quiera recuperar la jefa de gobierno (Claudia Sheinbaum)”, expresó.
Los retos de levantar con propios medios
La señora María de los Ángeles Saavedra, de 42 años de edad, nos guía hasta su predio. Al caminar por los estrechos callejones, se puede escuchar entre casa y casa el cacareo de gallinas o el reguetón de moda, mientras a nuestras espaldas nos resguardan dos perritos del barrio.
Al llegar y abrir la reja, María nos muestra su terreno en obra negra: cientos de tabicones grises apilados, entre varillas, cubetas y lonas que le donó su familia. “Perdonen por el desorden”, dijo antes de llevarnos al momento de esa trágica tarde de 2017.
“Cuando termino de bañar a mis hijos se empezaron a caer las cosas y se escucharon los tronidos de los árboles y las paredes. Lo primero que hice fue sacar a mis hijos”
A pesar de adelantarse con sus propios medios y tener listos los cimientos, lo único que ha encontrado son “trabas” y desánimos por parte del gobierno, con el alegato de que ya “alteró las pruebas” de la pérdida total de su hogar. Al ser madre soltera y perder su trabajo por las restricciones que trajo el COVID-19, De los Ángeles ya no pudo seguir con la reconstrucción, pero no pierde la esperanza de volver a tener su hogar.
“En cada visita nos ponen un pretexto, que porque ya no hay huellas ni rastros de que haya pérdida total. Han pasado casi cinco años y es ilógico que dejáramos las ruinas. Hay un dictamen (de destrucción) y lo hemos presentado [...] Ahora mis avances se convirtieron en obstáculos. Quiero demostrar que puedo salir adelante, pero sí necesito el apoyo”
Si bien reconoció que otro sismo de mayor o igual magnitud podría tirar de nuevo su eventual casa, desea dejar el lugar donde está rentando para regresar a San Gregorio porque está orgullosa de sus raíces.
“Nosotros no pedimos ser damnificados, por desgracia nos tocó [...] A mí sí me gustaría vivir en San Gregorio, porque estoy orgullosa de mis raíces”
Otra damnificada que tuvo que adelantarse ante la lentitud de las autoridades fue la señora Anselma Perfecta, de 49 años, de los cuales los últimos 11 ha vivido en el poblado.
Entre los lazos con ropa tendida nos mostró sus tres cuartos de tablaroca que le donó y construyó una fundación para ella y sus ocho familiares. Si bien tienen ventanas donde el cristal es sustituido por plástico transparente por dentro lucen muy oscuras.
“(Lo más difícil es) En las temporadas de lluvia porque se filtra el agua y en invierno hace mucho frío”, lamentó mientras nos muestra fotos de la antigua casa de tabique que se vino abajo.
A diferencia de sus compañeros del colectivo, Doña Anselma está tan desesperada que ya se conformaría con conseguir la indemnización, pues confía en que podrá vender su botana para sobrevivir a donde quiera que la reubiquen. No obstante, sigue lidiando con el proceso para demostrar que sí es dueña del predio.
A cuatro años y medio del sismo que conmocionó a México, la única vivienda que fue reconstruida por el gobierno en San Gregorio Atlapulco, y con gran ayuda de los vecinos, se entregó en 2018. Una construcción de 60 metros cuadrados, hecha de tabicón ligero y techo de lámina, la cual cuenta con dos cuartos. Hoy, la “casa muestra” pintada de verde y blanco permanece enrejada, con una malla de tapado y extrañamente deshabitada por varios meses.
Qué dicen las autoridades
Infobae México buscó a la Lic. Jabnely Maldonado Meza, titular de la Comisión para la Reconstrucción de la CDMX para conocer la postura de las autoridades ante las exigencias.
A diferencia de lo que señaló Enlace Xochimilco, aseguró que hasta marzo de 2021 se realizaron dos mesas de trabajo con el colectivo para determinar la mejor opción de cada caso. Sin embargo, recalcó que hay terrenos en San Gregorio donde ya no se puede construir una casa.
“(Nuestra misión es) atender a las familias damnificadas en el marco de la ley, buscando alternativas”
Explicó que si el daño estructural del inmueble es tal, ya no se recomienda rehabilitar sino demoler para mejorar el suelo y así poder reconstruir. Para la rehabilitación se otorga un apoyo de hasta 180 mil pesos; aseguró que todo con asesoría técnica.
Pero cuando el suelo es muy inestable, Maldonado Meza sentenció la reubicación es el único camino, para cual se les da a los damnificados una indemnización de hasta 520 mil pesos.
“El programa de reubicación es un derecho que tienen las familias damnificadas que cuentan con un dictamen porque en ese suele no se puede construir más”
En este sentido, la funcionaria afirmó jamás se ha ejercido presión a los afectados de San Gregorio para elijan esta ultima opción y se hagan de los terrenos para zonas de cultivo, aunque sí reconoció que debido a la complejidad de cada caso se ha retrasado las entregas.
En cuanto a las demoliciones injustificadas, señaló que muchas se hicieron en 2017 y 2018, antes de que asumieran el cargo.
De acuerdo con el gobierno capitalino, desde 2019 se han entregado “mil 160 viviendas tanto reconstruidas como rehabilitadas en todo Xochimilco”, con ayuda de Fundación Slim. Mientras que en otras 720 se están formulando los proyectos para que se vayan con mecanismo de asesoría técnica.
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