Qué bebidas alcohólicas se consumían en México en los tiempos de la Independencia

El consumo de alcohol incrementó con la llegada de la Independencia, pues resultaba un método útil para combatir el miedo y el estrés por el que atravesaba la población y los soldados

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Los conflictos de la Independencia también ocasionaron un notable incremento en el consumo de bebidas alcohólicas. (Fotos: Cuartoscuro // IG@juantravesias // Cuartoscuro)
Los conflictos de la Independencia también ocasionaron un notable incremento en el consumo de bebidas alcohólicas. (Fotos: Cuartoscuro // IG@juantravesias // Cuartoscuro)

La Independencia es uno de los hechos históricos más importantes y representativos del país, no sólo porque significó la separación definitiva de la Corona española, sino también porque marcó el inicio del desarrollo de la identidad mexicana, proceso en el que también se vieron involucrados cuestiones sociales, económicas, culturales y por supuesto, gastronómicas.

No es ningún misterio que a lo largo del tiempo las bebidas alcohólicas siempre han tenido un lugar muy importante en un gran número de sociedades, pues se han utilizado como relajante, estimulante o anestésico, por lo mismo, en los momentos de guerra era una de las “herramientas” más importantes para poder combatir al enemigo y aguantar las pesadas y desgastantes jornadas.

Muchas veces las personas encuentran la motivación perfecta o un empuje de valor en el consumo de dichos brebajes, algo que también era muy necesario en tiempos de la lucha insurgente, ya que tal y como lo detalla la revista Antropología Mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en aquellos tiempos se le llamó “coraje líquido al grado de llegar a la embriaguez cotidiana en plenos conflictos bélicos”.

La lucha insurgente se dio en septiembre de 1810 cuando el cura Miguel Hidalgo dio el llamado "grito de Dolores".
La lucha insurgente se dio en septiembre de 1810 cuando el cura Miguel Hidalgo dio el llamado "grito de Dolores".

Los líquidos favoritos de ese entonces, tanto para los que se encontraban en el campo de batalla como para la población, eran el mezcal, el aguardiente y el pulque. Estas tres bebidas fueron los principales imanes que atrajeron a los primeros voluntarios que decidieron sumarse al conflicto independentista. Un hecho que acaba con el mito de los héroes que se enfrentaban a todo por amor a la patria.

Esta cuestión no era propia de México, puesto que la misma fuente apunta que “en todas las guerras los ejércitos han utilizado cualquier tipo de drogas para inculcar valor, a sabiendas de que el miedo inmoviliza a los soldados”.

Asimismo, es importante mencionar que muchos participantes buscaban fama, gloria, prestigio, buen salario y reconocimiento social que también se encontraba fundado en un sentimiento especial por el territorio, sin embargo, no era el principal motor de muchos soldados.

Se dice que el uso de estos “estímulos” comenzó con los indígenas cuando se dieron cuenta de que si les daban pulque o aguardiente se mantenían más alerta, activos y valientes. Este plan se dio después de que, en la batalla de Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, miles de indígenas “abandonaron despavoridos el campo de batalla al estallar una granada de mano en uno de los carretones que contenía pólvora. El estruendo asustó tanto que cada quien buscó salvarse, sin hacer caso a ninguna de las órdenes de los oficiales”.

Pintura de una pulquerías en tiempos de la Independencia. (Foto: OBRA DE THEUBET DE BEAUCHAMP, LÁMINA 9 (PULQUERÍA), CA. 1810-1827, ACUARELA A COLOR EN PAPEL VERJURADO. REAL BIBLIOTECA DEL PALACIO REAL DE MADRID, ESPAÑA)
Pintura de una pulquerías en tiempos de la Independencia. (Foto: OBRA DE THEUBET DE BEAUCHAMP, LÁMINA 9 (PULQUERÍA), CA. 1810-1827, ACUARELA A COLOR EN PAPEL VERJURADO. REAL BIBLIOTECA DEL PALACIO REAL DE MADRID, ESPAÑA)

Desde que descubrieron los “poderes” de estos elixires replicaron la estrategia con las demás personas para retenerlos, animarlos y evitar deserciones, sublevaciones y otros comportamientos que afectaran la disciplina militar. También se agregaron los juegos de azar, aunque oficialmente todas esas prácticas estaban prohibidas.

Por otra parte, la sociedad atravesaba una época llena de pobreza, inseguridad, maltratos e incertidumbre. Para todas aquellas personas el alcohol también funcionó como un relajante o estimulante, pues de igual manera se enfrentaban al hambre y al miedo de no saber qué ocurriría con las rebeliones insurgentes.

Incluso, el historiador William B. Taylor, quien visitó el territorio en esa época, llegó a describir que se había “extendido la embriaguez en buena parte de la Nueva España, alcanzando niveles alarmantes”. Cabe destacar que existía el Juzgado Privativo de Bebidas Prohibidas para controlar la fabricación y venta ilegal de estas bebidas.

El pulque, el aguardiente y el mezcal fueron las bebidas preferidas de los mexicanos en el periodo de la Independencia. (Foto: Mexicana/Gobierno de México)
El pulque, el aguardiente y el mezcal fueron las bebidas preferidas de los mexicanos en el periodo de la Independencia. (Foto: Mexicana/Gobierno de México)

Sin embargo, en Guadalajara no existía esta restricción, lo que ocasionó un repunte en la elaboración del mezcal, el cual dejaba muy buenas ganancias. Los lugares en donde más se producía esta bebida era en Tequila, Amatitán y Magdalena. Los recursos que se adquirieron de la venta y distribución del mezcal permitieron construir algunos edificios y cubrir los gastos de la introducción de agua a la localidad.

Mucha gente viajaba hasta esta ciudad del norte para llevarla a otros lugares de la República. De igual manera las pulquerías eran un gran centro de recreación para las clases bajas, aunque se intentaron prohibir muchas veces, los pobladores siempre abrían nuevos lugares clandestinos.

El aguardiente también figuró como uno de los líquidos favoritos, cronistas llegaron a narrar que había personas que les gustaba combinarlo con mezcal. Poco a poco se fue extendiendo y normalizando el consumo de este tipo de productos para mejorar el ánimo.

Cabe destacar que en el momento en el que estalló la guerra de independencia fue más difícil controlar la producción y el tráfico de bebidas embriagantes porque ambos ejércitos, insurgentes y realistas, requirieron de estos estimulantes para alentar a los combatientes.

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