Llegó la Semana Santa, y con ella, para muchos, algunos días de descanso. Y es que la Semana Santa es la conmemoración más importante para la iglesia católica, pues se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo desde su entrada a Jerusalén el Domingo de Ramos.
En México, hay diferentes formas de conmemorar estos días, y sin duda, en la Ciudad de México, una de los más representativas, es la forma en la que se recuerda en Iztapalapa. Ahí, se hace la recreación de lo que fue la muerte de Cristo, cuando fue crucificado. Aunque, muy pocos saben la verdadera historia y qué dio el comienzo a ello.
Con más de 170 años de historia, la representación de la Pasión de Cristo en la alcaldía Iztapalapa, es una de las celebraciones religiosas más importantes de la Ciudad de México durante la Semana Santa. Es tanta su importancia, que desde 2012 fue catalogada como Patrimonio Cultural e Intangible de la capital mexicana.
La representación de la muerte de Cristo se realiza desde hace 179 años en el Cerro de la Estrella, al oriente de la capital mexicana, y en ella participan los barrios que comprenden la demarcación, que en total son ocho: San Lucas, Santa Bárbara, San Ignacio, San Pablo, San José, San Pedro, La Asunción y San Miguel.
El comienzo de esta representación comenzó cuando, en 1833, apenas teniendo México unos años de ser una nación independiente, una epidemia de cólera azotó a la población de Iztapalapa. En medio de la desesperación por la propagación de la enfermedad, los habitantes de la localidad realizaron una peregrinación para pedirle ayuda al Señor de la Cuevita, una imagen de Cristo originaria del estado de Oaxaca.
Se cuenta que la epidemia que atormentaba a la población no solo desapareció, sino que incluso, en el poblado de San Lorenzo brotó un manantial de un ahuehuete, cuya agua era milagrosa, pues fue capaz de curar a los enfermos.
En cumplimiento a la promesa de los pobladores, juraron que si terminaba todo el desastre representarían, año con año, la Pasión de Cristo. Fue a partir del año 1843, 10 años después, que los pueblos de Iztapalapa comenzaron a representar el viacrucis de Cristo en el Cerro de la Estrella.
Hasta la fecha, nunca se ha suspendido, aunque la representación número 177 se llevó a cabo de manera simbólica y apegada a la tradición en un espacio cerrado, sin acceso a público y con un número de actores reducido. Esto, debido a la pandemia que hasta la fecha continua en todo el mundo, aunque con menos intensidad, de COVID-19.
Y es que año con año, miles de creyentes y turistas se dan cita en el lugar para disfrutar de la representación. Es protagonizada por la comunidad en escenarios naturales como iglesias, capillas y calles. En una zona del Cerro de la Estrella, y en la explanada del Jardín Cuitláhuac, se escenifican sucesos fundamentales de la Pasión, con un nivel de realismo impresionante.
Año con año se eligen a las personas que interpretarán a Jesús y a María, y los demás actores son cuidadosamente seleccionados. Deben ser católicos, de conductas intachables, de buena voz, y forzosamente, nativos de la alcaldía Iztapalapa.
Los pobladores de la alcaldía siguen compartiendo esta costumbre, que les fue heredada hace muchos años, un deseo de mantener la unidad a través de la cooperación y el esfuerzo colectivo para representar, con gran realismo, la Pasión de Cristo en una fiesta que les permite reafirmar su fe y la cohesión cultural que tienen los residentes de la zona.
SEGUIR LEYENDO: