Llegó la hora de que la ciudadanía mexicana “elija” si está de acuerdo con que el presidente Andrés Manuel López Obrador debe concluir su mandato hasta el 2024, o por el contrario, sea revocado a poco más de tres años de haber asumido el cargo por “pérdida de confianza”.
Y es que este domingo 10 abril, el Instituto Nacional Electoral (INE) organizará a través de 57 mil 517 casillas instaladas en todo el país la segunda Consulta Popular impulsada por el jefe del Ejecutivo, luego de que en 2021 se realizó la del “enjuiciamiento a ex presidentes’', la cual no fue vinculante debido a la baja participación (8% del padrón electoral).
Sin embargo, esta vez la autollamada “Cuarta Transformación” (4T) movilizó todo el aparato del Estado --desde el presidente hasta gobernadores, secretarios federales y militares--, violando la veda electoral, para promover dicho ejercicio democrático.
En un principio, pareciera lógico que podría ser la gran oportunidad de los opositores de terminar con las políticas públicas que han criticado a lo largo de su sexenio; sin embargo, la iniciativa cuenta con un importante rechazo de quienes consideran que esta consulta no es necesaria y que solo persigue reafirmar la imagen de AMLO, quien continúa gozando de “alta aceptación popular”.
Pero ¿qué tanto es verdad que el presidente mantiene una alta aprobación por la ciudadanía?
De acuerdo con el poll of polls de Oraculus, un sitio web especializado en recopilar los resultados de las nueve principales casas encuestadoras en el país, si bien la mayoría de los mexicanos respalda el gobierno de AMLO, está muy debajo de lo que registró al principio de su gestión; de hecho, ya no es el presidente con mejor aprobación, a mitad de su mandato, de los últimos 30 años.
Según la última actualización, en marzo de 2022, el 58% de los mexicanos aprueba a López Obrador, mientras que el 40% lo desaprueba; el punto más bajó desde que tomó posesión (diciembre de 2018). El más alto fue en febrero de 2019, cuando obtuvo el 81% y el 14%, respectivamente.
Es decir, bajó 23 puntos lo que significa, en teoría, es el momento más inoportuno para someterse a una consulta de este tipo.
Las casas encuestadoras promediadas para este resultado son: Buendia y Marquez, El Financiero, Enkoll, Parametria, GEA-ISA, Reforma, El País, Varela y Asociados y Demotecnia.
Además, Oraculus arroja otra gráfica donde se observa que a estas alturas del sexenio, el ex presidente priista Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) tenía ligeramente mejor aprobación que AMLO, con 59 puntos.
Por su parte, le siguen los panistas Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), con 57%; Vicente Fox Quezada, con 54%; y el priista Enrique Peña Nieto (2012-2018), con 35 por ciento.
Cabe mencionar que, tanto Zedillo como Fox y Calderón, lograron repuntar al final de su mandato con una aprobación de 67, 61 y 57 por ciento, respectivamente. No así Peña Nieto que se desplomó aún más hasta llegar al 23 por ciento.
Por lo pronto, para que la Revocación de Mandato sea vinculante es necesario que al menos el 40% del electorado (cerca de 37.2 millones de personas) vote porque AMLO no deba continuar como presidente, lo que se prevé imposible.
La consultora Integralia, encabezada por el ex presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, estimó que este domingo habrá una participación baja, de menos del 15% de los ciudadanos, pero “con triunfo contundente de AMLO”.
Bueno, y si AMLO pierde…
Luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) informe si la revocación es válida, notificará al titular del Poder Ejecutivo que tendrá que abandonar el cargo.
Según la Constitución, el presidente de la Cámara de Diputados asumiría en forma provisional, por un mes, el cargo y de inmediato se convocaría a reunión de Congreso general, para que se erija en colegio electoral y nombre al nuevo presidente.
Para que haya quórum se requiere que haya una asistencia de dos tercios de los legisladores, mayoría calificada, pero para elegirlo se requiere sólo el voto de la mayoría absoluta (50+1), por lo que el nombramiento quedaría en manos de Morena y sus aliados.
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