Porfirio Díaz: cuáles eran sus deportes favoritos

Porfirio Díaz ha sido uno de los personaje más destacados y conocidos de la historia, su legado cultural, económico y social han sido suficiente para que hoy en día muchas y muchos lo recuerden, lo amen o lo odien. No se puede negar que el país se enfrentó a un sinfín de cambios cuando él se sentó en la silla presidencial, no obstante, pocos saben que detrás de aquel militar de carácter firme y expresión dura se escondía una persona normal que tenía múltiples sueños, anhelos y sobre todo, pasatiempos.

No es ningún secreto que Díaz Mori tenía un círculo de allegados muy exclusivo, en el que resaltaban políticos, empresarios y extranjeros ilustres, debido a esta situación, el dictador nacido en Oaxaca acostumbraba pasar la mayoría de sus ratos libres cultivando y nutriendo sus amistades personales, principalmente porque, de acuerdo con el historiador estadounidense William Beezley, parte de su estrategia política se basó en el trato educado y “divertido con la crema y nata de la aristocracia, de esa forma lograba entretenerse y al mismo tiempo aseguraba las futuras inversiones en su país”.

Dentro de sus actividades sociales preferidas se encontraba el esparcimiento al aire libre, pues cabe destacar que, tal y como lo afirma un artículo del Colegio de México (COLMEX), sus habilidades como ser humano no se limitaban a la milicia o a la política, puesto que “fue un atleta nato que siempre observaba con entusiasmo las artes del deporte y entretenimiento”. Dentro de sus deportes favoritos figuraba “el juego de Rugby, el golf, cricket, equitación y, ocasionalmente, el beisbol”.

También disfrutaba ver los partidos de futbol y el boxeo, aunque el historiador norteamericano detalla que simplemente prefería observar esas actividades a practicarlas. Además, la profesora de la UNAM, Yolanda García, agrega que “de madrugada Porfirio Díaz practicaba gimnasia y natación, parte fundamental de su rutina, ya que era un pasatiempo que hacía desde pequeño, lo mantenía sano” y funcionaba como distracción, de igual forma se apunta que eso le ayudaba a mantener la disciplina.

Debido a que el oaxaqueño impulsó la inversión extranjera llegaron personas de distintos países, entre los que figuraron estadounidenses, franceses, ingleses y hasta escoceses. Ellos fueron una factor central para que actividades como el rugby o el cricket se instauraran en la vida cotidiana de la aristocracia mexicana.

La revista del Arqueología Mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cuenta que uno de los centros deportivos más famosos era el “Reforma Athletic Club, pues ahí muchos ingleses asistían a los partidos de cricket y se presentaban enfrentamientos con el equipo del Rugby Union Football”, asimismo, nacieron grupos en otras partes de la República como Monterrey y Pachuca, en donde también ocurrían “exhibiciones de atletismo y de combate, duelos y luchas”.

Posteriormente, se empezaron a buscar espacios en la capital para que las clases altas pudieran ir a disfrutar sus fines de semana, así nació en Churubusco el Country Club que tenía campo de golf, canchas de tenis, una sala para teatro, bailes y conciertos y alojamiento para los viajeros. Por otro lado, se inauguró una sede en Reforma en la que resaltaban las canchas de béisbol, cricket y espacio para deportes de pista, de igual forma se fundó en Monterrey el Gymnastic Club “para quienes se interesaban en el juego de malabarismo con mazas, de origen indígena, cultura física, boxeo y lucha”.

Finalmente, el gusto de la gente por andar en bicicleta y asistir a carreras de caballos también deslumbraron en la capital. La misma fuente detalla que, aunque al inicio los deportes eran únicos para los que más tenían, con el tiempo los menos privilegiados se fueron integrando a los nuevos ritos sociales, con la diferencia de que ellos no contaban con rincones tan exclusivos como en Country Club o el Reforma Athletic.

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