El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Secretaría de Cultura revelaron que una de las posibles causas de la desaparición de la ciudad prehispánica El Tajín podría estar asociada con un fenómeno solar del Edificio de los Nichos, el cual se ubica dentro de la actual zona arqueológica. Se trata de un monumento que se erigió con la intención de pedir a los dioses “un equilibrio entre la naturaleza y el hombre en una época de inundaciones y cambios en el medioambiente”.
La institución dio a conocer la hipótesis a través de un comunicado emitido el 7 de abril de 2022, en el que también se especifica que alrededor del siglo X (año 900) llegó al sitio “un cambio climático conocido como periodo cálido medieval”, el cual causó estragos no solamente en el área mesoamericana, sino también en una parte de Europa continental y otros lugares alejados.
Una de las consecuencias de este suceso fue el aumento en “la temperatura, el cual provocó inundaciones que llevaron incluso al abandono de grandes centros de población. Es el caso de la ciudad sagrada que hoy es conocida como la Zona Arqueológica de El Tajín, en Papantla, Veracruz”.
Se pudo llegar a esta conclusión gracias al trabajo que especialistas llevaron a cabo en la zona que es considerada como Patrimonio Mundial. Las investigaciones consistieron en conjuntar la “información del clima antiguo, los datos arqueológicos recabados in situ y los resultados de más de 11 años de estudios hechos con LIDAR”, una herramienta de tecnología para la detección y medición de objetos a través de puntos láser.
Por otra parte, la arqueóloga Patricia Castillo Peña, investigadora del Centro INAH Veracruz y directora académica de la Zona Arqueológica plantea que “cómo una ciudad tan importante en la ritualidad y la vida de su época se vio imposibilitada para funcionar y orilló a sus habitantes a renunciar a pedimentos hacia sus dioses, los cuales se hacían desde dos edificios fundamentales: el Juego de Pelota Sur y el Edificio de los Nichos”.
Además, agregó que ambas construcciones no sólo son las “más monumentales en toda el área nuclear de El Tajín, sino que también son las más tardías, construidas entre los años 800 y 1100 de nuestra era”. Esto quiere decir, según la especialista, que si se toma en cuenta que eran medios de contacto con “lo divino, con el sol, el agua y el viento, debieron erigirlas buscando el equilibrio de un ambiente natural que estaba trastocado”.
Asimismo, la investigadora destacó que el Edifico de los Nichos fue elaborado con la intención de que se apreciaran los fenómenos solares que ocurren durante los cuartos de año, “eventos que en algunas ocasiones pueden coincidir, por ejemplo, con los equinoccios y los solsticios, y durante los cuales ocurre una iluminación paulatina del edificio prehispánico”.
También se reveló que la precisión es tal, que “este efecto tiene una duración de siete minutos, durante los cuales el sol naciente, asociado con la deidad Quetzalcóatl, ilumina de arriba hacia abajo cada uno de los siete cuerpos del Edificio de los Nichos, hasta tocar la tierra y hacer contacto con los hombres”.
Gracias a los trabajos que se hicieron mediante LIDAR se pudieron localizar los “accesos originales al área nuclear de El Tajín, uno de los cuales estaba en la fachada oeste del Edificio de los Nichos”. Por otro lado, en el comunicado se detalla que los expertos han podido teorizar que “durante los cuartos de año, un aproximado de 300 personas, 150 en la plaza este y 150 en la oeste, rodeaban al monumento esperando atestiguar la iluminación paulatina desde su frente, o el efecto de coronación que ocurre detrás, cuando el sol simula posarse en la cima del basamento”.
Se agrega que el juego de Pelota Sur se convertía también en un evento importante, puesto que aparte del “juego por competencia, en época prehispánica se realizaba un juego de pelota ritual, en el cual los participantes solicitaban un favor determinado, por ejemplo, que las inundaciones se detuvieran, y a cambio debían ofrecer algo sagrado a los dioses”.
Finalmente, se concluye que El Tajín es una zona arqueológica de suma importancia en la que “se ha explorado sólo una ínfima parte de sus mil 221 hectáreas, por lo que aún cabe la posibilidad de encontrar nuevas estructuras que nos hablen acerca de la estrecha relación que la ciudad antigua daba a lo humano, lo natural y lo divino”.
SEGUIR LEYENDO: