La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conocida también como la Máxima Casa de Estudios, es una de las universidades más prestigiosas de México, y una de las mejor calificadas en toda Latinoamérica.
Además, la UNAM, es también una de las instituciones educativas más antiguas del país, pues sus inicios, de como se conoce ahora, se remontan a la época del Porfiriato, sin embargo, se dice que es la sucesora de la Real y Pontificia Universidad de México, que se fundó luego de la Conquista de México, en 1551, y funcionó hasta la época del Segundo Imperio que se instauró en México, el de Maximiliano de Habsburgo, en 1865.
De hecho, fue el mismo Maximiliano quien mandó a cerrarla. En un principio, se pensaba en reformarse, pero finalmente se consideró clausurarla de manera definitiva, afín al modelo liberal, el 30 de noviembre de 1865.
La UNAM, en un principio, no era autónoma, ya que esto se logró hasta 1929. Además, su campus principal, Ciudad Universitaria, fue construido hasta principio de la década de los años 50´s. Fue el 5 de junio de 1950 cuando se colocó formalmente la primer piedra de la Ciudad Universitaria, del edificio que posteriormente se convertiría en la Torre de Ciencias.
Posteriormente, el 20 de noviembre de 1952 se efectuó la Dedicación de la Ciudad Universitaria, ceremonia encabezada por el presidente Miguel Alemán Valdés, con la que se inauguró oficialmente la Ciudad Universitaria (CU).
Y es que la UNAM se ha convertido en un referente no solo por la excelente calidad académica que ofrece, pues de esa institución han egresado algunas de las mentes más brillantes de México, sino que también por el conjunto arquitectónico que integra su campus central, un complejo en el que sobresale la Biblioteca Central, la cual se inauguró un día como hoy, 5 de abril, pero de 1956.
Esta fue concebida por el arquitecto y pintor Juan O´Gorman, y se alza como toda una obra de arte, pues además del valor como inmueble, se suman también sus impresionantes murales. Estos fueron creados con pequeños mosaicos que, se cuenta, O´Gorman consiguió en distintas canteras que visitó durante un recorrido por diferentes estados de la República en los que buscaba las tonalidades perfectas. El resultado fueron 4 mil metros cuadrados, en los que sobresale el color azul, pues como no se encontró cantera en la tonalidad que el artista buscaba, optó por remplazarlos por trozos de vidrio.
O´Gorman desarrolló el concepto contrarreloj y lo diseñó con una narrativa dividida en los cuatro puntos cardinales, a lo largo de los cuales relata la dualidad que ha prevalecido en la cultura mexicana, así como diversos eventos históricos de México.
Muro norte: Este está dedicado a la etapa prehispánica de México. Elementos como el sol y la luna, la vida y la muerte resumen la dualidad de algunas culturas de este periodo. Además, O´Gorman se aseguró de investigar en el vínculo que algunas deidades como Quetzalcóatl, Tlaloc y Huitzilopochtli mantenían con la vida.
Muro sur: Nuevamente se observa la dualidad, la confrontación de ideas, la conquista y las implicaciones que tuvo para México. Dos círculos resumen las ideas opuestas de Tolomeo y Copérnico como una reflexión de la dualidad y la revolución de las ideas. Al mismo tiempo, se confrontan dos visiones de la conquista: por un lado, los aspectos positivos que tuvo la llegada de los españoles, y por otro, los aspectos negativos que supuso para la cultura nacional.
Muro oriente: La evolución del pensamiento es el eje temático de esta faceta, donde la dualidad de la vida del campo-mundo contemporáneo, se enfrentan. Elementos del movimiento socialista, como la estrella roja conviven con figuras como la de Emiliano Zapata. El movimiento progresista culmina con el átomo, símbolo representativo de esta evolución.
Muro poniente: O´Gorman dedicó esta última cara a la exaltación de la UNAM, y lo que representaba el desarrollo del complejo arquitectónico. En esta cara de mural se resume la cultura nacional, el conocimiento científico, el ámbito deportivo y la vida estudiantil.
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