La Ciudad de México es sede de grandes avenidas como Reforma, Periférico, Álvaro Obregón y por supuesto, Insurgentes, la cual se consagra como la avenida más larga de la capital. Se trata de una vialidad que conecta con múltiples zonas y es una gran aliada para diversos usuarios y usuarias que se mueven por la zona. Actualmente, un sinfín de automovilistas, usuarios del Metrobús e incluso ciclistas han sido testigos de los beneficios de este bulevar.
De acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes los orígenes de esta antigua artería se remontan a finales del siglo XIX. No obstante, la ampliación comenzó cuando en 1908 se abrió una vía que comunicaba con las localidades de Mixcoac, San Ángel y Coyoacán. En aquel entonces las calzadas que conformaban al antes llamado Distrito Federal, sumaban apenas un total de 137 kilómetros.
Posteriormente, durante el mandato del presidente Álvaro Obregón (1920-1924) comenzaron oficialmente los trabajos sobre la vía recién abierta, fue desde ese momento cuando se “construyó una vialidad que llegaría a ser, al paso del tiempo, la más extensa de la capital del país: la avenida Insurgentes, que atraviesa prácticamente la ciudad de norte a sur con una longitud de casi 30 kilómetros”.
La Secretaría detalla que al principio la calle medía “30 metros de ancho con un camellón al centro dotado de pequeños arbustos y postes de iluminación”. Otra de las peculiaridades de Insurgentes se encuentra en que divide a dos colonias icónicas de la CDMX: la Roma y la Condesa, ambas construidas a inicios del siglo XX, durante el mandato de Porfirio Díaz.
Al principio su nombre fue avenida Veracruz, comenzaba en la avenida Chapultepec y terminaba en la avenida Jalisco (hoy Álvaro Obregón). Con el tiempo la calzada, al igual que toda la Ciudad, se fue transformando. La misma fuente apunta que el principal motivo de sus modificaciones fue para poder “recibir al tráfico vehicular” que cada vez se intensificaba más en la capital.
Cabe destacar que Obregón, quien también residió en la colonia Roma y se vio ampliamente beneficiado, fue un actor clave para que se mejorara y ampliara dicha avenida. Comunicaciones y Transportes recalca que trabajó “hasta donde los recursos se lo permitieron. Eran obras materiales que podían traducirse en un adelanto y progreso para México”.
A lo largo de la labor obregonista se logró pavimentar 42 mil metros cuadrados y la obra se inauguró el 2 de noviembre de 1924. En un principio se le conoció como la Calzada Nueva, tiempo después, ya hacia 1922-1923 fue registrado como avenida Insurgentes en los informes del presidente Álvaro.
Aunque hoy en día es imposible imaginar el centro del país sin sus grandes edificios y diversas avenidas, en tiempos de la Colonia, la segmentación del lugar y los modos de vida eran muy distintos. El paisaje de la entidad fue cambiando conforme a los sucesos históricos.
Durante este período y hasta el siglo XIX, algunas partes de la actual avenida eran caminos rurales y carreteras que “comunicaban terrenos del Lago de Texcoco y el Lago de Xochimilco (que fueron desecados en obras de urbanización) con el norte de la ciudad”.
Actualmente es uno de los lugares más conocidos por las y los chilangos. Insurgentes resguarda múltiples plazas, restaurantes, centros nocturnos y monumentos, así como la facilidad de movilidad debido al la conexión con distintas partes de la ciudad y el transporte público que conecta con estaciones del metro, Metrobús y Trolebús principalmente.
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