A lo largo de la historia de México, han destacado algunos personajes, por su valentía, su fidelidad al país y su entusiasmo al defender México. Sin embargo, hay otras que también han logrado cobrar una gran popularidad, pero más que nada, por algunas decisiones que no han sido tan benéficas para la nación.
Antonio López de Santa Anna es uno de estos últimos. Y es que si bien, hay muchas personas que defienden al personaje, que estuvo presente en la historia de México desde el periodo independentista, hasta el inicio de la segunda mitad del siglo XIX, hay muchas otras que lo critican, por las decisiones que tomó, y que llevaron al país a la desestabilidad política, la pobreza, la miseria e, incluso, a la pérdida de más de la mitad del territorio mexicano.
Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez, nombre completo de Santa Anna, nació en Xalapa, en el estado de Veracruz, un 21 de febrero de 1975. Algunas fuentes señalan que fue presidente en seis ocasiones, sin embargo, otras informan que logró llegar a la silla presidencial 11 veces, aunque todas fueron por muy breve periodo de tiempo.
La primera ocasión en la que Santa Anna fue nombrado presidente de México, fue un día como hoy, primero de abril, pero del año 1833, y como vicepresidente, fue nombrado Valentín Gómez Farías. Cabe destacar que, en ese momento, Santa Anna se reportó enfermo, lo que lo imposibilitaba para ejercer el cargo.
De conformidad con la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, en su artículo 75, las faltas del presidente podían ser suplidas. “Habrá también un vicepresidente en quien recaerán, en caso de imposibilidad física o moral del presidente, todas las facultades y prerrogativas de éste”.
La realidad es que, Santa Anna prefería irse a su hacienda de Manga de Clavo, en vez de ejercer la presidencia de la República. Con esto, Gómez Farías quedó al mando del país por un breve periodo, en el que restringió la expulsión indiscriminada de españoles del país, logrando la permanencia de aquellos súbditos de la corona española, casados con mexicanos o mexicanas, que hubieran apoyado la independencia de México.
Tras este breve periodo, Santa Anna tomó el poder por primera vez del 16 de mayo al 1 de junio de 1833, respondiendo a una petición externada por panfletos en la Ciudad de México. Además, buscaba calmar un poco el ambiente político, tras el interés del ala federalista del Congreso, de aplicar reformas profundas dentro de la organización social mexicana.
De esta manera, el político veracruzano comenzó sus intermitentes gestiones como titular del Poder Ejecutivo del país, volviéndose un destacado personaje de a política nacional durante las dos décadas siguientes.
Antes de llegar a la presidencia por primera ocasión, Santa Anna había jugado un papel importante en varios episodios históricos, por ejemplo, la conocida como Expedición de Barradas.
Esta fue una expedición, a cargo del español Isidro Barradas, llevada a cabo el 26 de julio de 1829, tan solo cuatro meses después de de que Vicente Guerrero tomara el poder. Dicha expedición desembarcó en las costas de Tamaulipas, y su objetivo era lograr la reconquista de México, por parte de España.
Ésta había sido organizada en Cuba, y constaba de 4 mil hombres armados y pertrechos para otros tantos, pues se suponía que en México recibirían de inmediato el apoyo de quienes se oponían a la Independencia.
Los expedicionarios se apropiaron fácilmente de Tampico, Altamira, y otros poblados cercanos, por lo que fue necesario enviar un contingente del ejército, encabezado por Antonio López de Santa Anna y por Manuel Mier y Terán. Las fuerzas de Santa Anna llegaron por mar, mientras que las de Manuel Mier por tierra. El 9 de septiembre de ese año las fuerzas de Barradas fueron derrotadas en el fortín de la Barra. Se firmaron las capitulaciones en Pueblo Viejo, Tamaulipas, con las que los invasores se comprometieron a no volver a tomar las armas en contra de la nación mexicana.
Santa Anna también estuvo presente en otros hechos históricos, como la independencia de Texas, la Guerra de los Pasteles, la Guerra contra Estados Unidos, en donde México perdió más de la mitad de su territorio y fue desterrado del país en tres ocasiones. El 20 de julio de 1876 murió Santa Anna, enfermo, casi ciego y pobre, en su casa, que hoy se encuentra en la calle de Bolívar #14, entre Tacuba y 5 de mayo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
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