La Conquista de México, fue uno de los momentos históricos más trágicos para el país, pues tras lograrla, los invasores españoles, liderados por Hernán Cortés, tuvieron bajo su dominio al territorio por 300 años.
Muchos personajes de las culturas mesoamericanas que se desarrollaban en el país, en especial, mexicas, tuvieron papeles muy destacados en la guerra contra los españoles. Moctezuma, por ejemplo, era el emperador mexica que estaba al frente de Tenochtitlan y todos los territorios que tenía bajo su dominio la cultura que representaba.
Moctezuma y Cortés se encontraron en el cruce de lo que son hoy las calles de República del Salvador y Pino Suárez, a unas calles del Zócalo capitalino de la Ciudad de México, el 8 de noviembre de 1519. Tras el encuentro, Cortés, sus hombres, y sus aliados indígenas, que eran pueblos que estaban sometidos al yugo mexica, disputaron varias batallas.
Moctezuma murió a finales de junio de 1520, y aunque se dice que falleció por el golpe de una pedrada en la cabeza, que fue arrojada por el mismo pueblo que gobernó, existen otras versiones que, aseguran, murió a manos de los españoles.
Tras la muerte de este tlatoani, el nuevo emperador de los mexicas fue Cuitláhuac, quien era hermano del emperador anterior. El gobierno de Cuitláhuac duró apenas unos meses, sin embargo, destacó que él estaba al mando del pueblo mexica cuando los españoles salieron huyendo de Tenochtitlan, tras ser sitiados en el Palacio de Axayácatl, en donde se instalaron. Este episodio fue conocido como La Noche Triste, y se dice, tras la derrota, Cortés lloró debajo se un árbol que actualmente se encuentra en la calzada México-Tacuba.
Tras esta derrota, los españoles y sus aliados indígenas huyeron a Tlaxcala, en donde se prepararon para contraatacar al pueblo mexica. Cuitláhuac murió contagiado de viruela, enfermedad que trajeron los españoles.
Ante esto, subió al poder Cuauhtémoc, quien fue el último tlatoani mexica, quien tampoco duró mucho en el poder, pues fue capturado por los españoles cuando trataba de huir en una canoa, desde la ciudad de Tlatelolco. Con este hecho, ocurrido el 13 de agosto de 1521, se dio como culminada la Conquista del México.
Cuando Cuauhtémoc fue capturado, fue llevado con Cortés, y estando frente a él, le dijo la frase: “Señor, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad y mis vasallos y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en el cinturón y mátame luego con él”.
Tras esto, Cortés respondió a Cuauhtémoc que apreciaba mucho todo lo que había hecho, y que sus actos decían tenerse más a bien que a mal, y que lo pasado, pasado era.
Con estas palabras, el último emperador mexica se refería a que quería que lo sacrificaran, ha aclarado el historiador mexicano Eduardo Matos Moctezuma en varias ocasiones. Esto porque, según la cosmovisión de los mexicas, cualquier guerrero debía morir, preferentemente, en un sacrificio ritual, de allí que, durante la guerra con los españoles, los mexicas no priorizaron la muerte instantánea, sino la captura de sus rivales.
“Lo que Cuauhtémoc seguramente quiso decir era que lo sacrificaran, no que simplemente lo mataran. Quería ser sacrificado, ofrendado a los dioses, como correspondía a un guerrero capturado en combate, para poder completar su ciclo como guerrero y acompañar al sol, es decir, a su dios Huitzilopochtli, desde el orto hasta el mediodía.
“Sin embargo, ni Aguilar ni Cortés comprendían estos conceptos, quienes —pensando que quería que lo mataran— lo dejaron con vida. Un terrible destino para el tlatoani, pues ello impide que, como guerrero, complete su ciclo”, dijo Matos Moctezuma en una conferencia magistral, llamada “Hernán Cortés: 1519 – 2019″, en el Museo Nacional del Virreinato, en el Estado de México.
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