William Barr, ex fiscal general de los Estados Unidos, confirmó que la Administración del Control de Drogas (DEA, por sus sigla en inglés) estuvo detrás del Culiacanazo o el fallido operativo militar de las autoridades que tuvo como objetivo capturar a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, el 17 de octubre de 2019 en Culiacán, Sinaloa.
“Cuando intentamos arrestar al hijo del Chapo, llegaron 700 tropas paramilitares, con metralletas calibre 50 montadas en las cajas de las camionetas, y el ejército se retiró”, dijo Barr durante una entrevista para Primetime con Jesse Watters, en la cadena de Fox News.
De acuerdo con el semanario sinaloense Ríodoce, aquella declaración del ex fiscal coincidió con un rumor que circuló en Culiacán cuatro meses antes de los hechos en la capital sinaloense, el cual advirtió que cientos de agentes de la DEA se habían infiltrado en su territorio para conseguir información.
“Van a andar en carros particulares, para que estén bien enterados y se mantengan pendientes; ¡150 elementos fueron los que llegaron!”, fue el mensaje de voz dirigido a sicarios, cocineros de droga y halcones del Cártel de Sinaloa.
En esa misma entrevista el ex fiscal también aseguró que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ya había perdido el control del país en favor del narcotráfico.
El funcionario durante los mandatos de los presidentes George Bush y Donald Trump, señaló que el poder económico con el que cuenta el crimen organizado ya rebasó el sistema de seguridad del gobierno mexicano.
“Han perdido el control del país, en mi opinión [...] Tienen decenas de miles de millones de dólares. Pueden corromper a quien quieran y tienen ejércitos vestidos como militares y vehículos blindados [...] Fui allí un par de veces (a México) para ver si podíamos endurecer la columna vertebral de este presidente (López Obrado) que cree en los abrazos, no en las balas, y están perdiendo”, señaló.
En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió su estrategia “abrazos, no balazos” y reiteró su rechazo a las medidas coercitivas para combatir el narcotráfico.
“No se puede enfrentar el problema de la inseguridad y la violencia solo con medidas coercitivas. No se puede enfrentar la violencia con la violencia. No se puede enfrentar el mal con el mal. El mal hay que enfrentarlo haciendo el bien, yo sostengo esa postura y con esta política estamos saliendo adelante. Sin masacres, sin matarlos en caliente, respetando los derechos humanos con abrazos, no con balazos”, dijo el mandatario en la rueda de prensa desde Palacio Nacional.
López Obrador también aprovechó para calificar como “buena” la relación con los Estados Unidos y mencionar que en el país vecino del norte han “sido muy respetuosos con nuestra soberanía”. Incluso se refirió a un capítulo del libro publicado este año por el ex fiscal estadounidense titulado One Damn Thing After Another: Memoirs of an Attorney General.
“Tiene un capítulo sobre la relación con México y él defiende una postura de manera legítima. Dice que nosotros mantuvimos cierta postura y fuimos muy celosos de defender nuestra soberanía, y ellos fueron muy respetuosos. Hubo, y él lo cuenta, diferencias por dos políticas distintas. Simplificó mucho las cosas, pero al mismo tiempo demostró que tenemos posturas distintas, no solo con Estados Unidos, sino también con el bloque conservador de México”, explicó el mandatario.
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