El tramo 5 del Tren Maya ha sido uno de los más criticados por organizaciones civiles, activistas y ciudadanos, quienes han denunciado de “inviable” la construcción de dicha sección del megaproyecto, insignia de la actual administración. El pasado 29 de marzo, activistas de la organización internacional Greenpeace, junto con otros colectivos, se encadenaron simbólicamente a la maquinaria que se utiliza para construir el tramo a la altura de Playa del Carmen, en el Caribe mexicano.
De acuerdo con la ONG, su construcción no cuenta con Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) la cual es un instrumento de la política ambiental que tiene el objetivo de prevenir, mitigar y restaurar los daños al ambiente, así como la regulación de obras o actividades para evitar o reducir sus efectos negativos en el ambiente y en la salud humana.
Esta consiste en un estudio técnico-científico que indica los efectos que puede ocasionar una obra o actividad sobre el medio ambiente, y señala las medidas preventivas que podrían minimizar dichos efectos negativos producidos por la ejecución de las obras o actividades.
“Esta falta de evaluaciones viola el marco jurídico nacional e internacional que establece la obligación de llevar a cabo estudios de impacto ambiental para este tipo de proyectos”, denunció en redes sociales el colectivo.
La segunda razón, según la denuncia de Greenpeace, se deba a que afecta de manera directa a comunidades indígenas.
“No existió un diálogo preliminar con las comunidades para tomar su parecer y conocer sus necesidades. Violando un derecho que se encuentra constitucionalmente protegido, que es el derecho a la libre determinación”, aseguran. Cabe agregar que el 29 de agosto de 2019, el Comité contra la Discriminación Racial de la ONU emitió una recomendación al Gobierno mexicano, en la que señalaba su preocupación por la información de que los procesos de consulta previa sobre los proyectos del Tren Maya y el Corredor Transístmico no habían tomado en cuenta la palabra de comunidades.
Aunado a ella, de acuerdo con Greenpeace, el tramo pasará por el sistema de ríos subterráneos y cenotes más largo del mundo.
“Pasará por un terreno kárstico, poroso y de poco espesor, los colapsos son inminentes y con ello la contaminación del agua que sería irremediable y afectaría más de once sistemas de cuevas”, comentaron.
Otro punto que ha sido cuestionado es la deforestación que sufrirá el sitio, el cual es prioritario para la conservación de la biodiversidad de acuerdo con especialistas; (esto) de acuerdo con la ONG “Incrementará la fragmentación y la pérdida de conectividad ecológica entre las áreas de conservación, favoreciendo la reducción de la cobertura forestal”.
La organización ambientalista agregó que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), “se escuda en que por el momento no se construirán nuevas vías, sin embargo esto es sólo parcialmente cierto, puesto que en el caso del tramo 5 se está deforestando la selva totalmente” denunciaron.
Cabe agregar que el gobierno federal ha señalado que se espera que la vía férrea recorra 1.500 kilómetros a través de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, pero el proyecto es mucho más que un tren de pasajeros.
Este 30 de marzo se dio una votación dividida el Senado de la República, en la cual se terminó por rechazar que el Gobierno comparezca por las denuncias que han realizado diversos sectores de la población respecto al Tren Maya, particularmente, por el Tramo 5.
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