Las maravillas históricas que alberga la Ciudad de México son incontables, más de un rincón en la capital esconde un sinfín de recuerdos que datan de la época del México-Tenochtitlan. Asimismo, se encuentran grandes construcciones como el Palacio Nacional (hecho sobre el palacio de los antiguos tlatoanis mexicas) o la capilla de la Inmaculada Concepción, mejor conocida como “La Conchita” en Coyoacán, dos inmuebles que nacieron en el período colonial.
De acuerdo con la revista Arqueología Mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) la calle Tacuba está catalogada como la más antigua no sólo de la CDMX, sino también de América. A pesar de que su aspecto se ha transformado a lo largo del tiempo, siempre ha sido un camino que las y los habitantes han utilizado para trasladarse a distintos puntos de la capital.
Se trata de una de las arterias más importantes del centro de la ciudad que se construyó en el siglo XIV, misma época en la que los mexicas establecieron su Imperio en el año 1325. El sitio oficial del Centro Histórico de la Ciudad apunta que en un principio la calle fue nombrada Tlacopan, que quiere decir “Lugar de Jarillas”.
Le fue asignado ese título debido a la abundancia de esa flor en la zona y desde entonces, se ha “convertido en un barrio mágico lleno de elementos que lo vuelven un extenso punto cultural prácticamente obligatorio de conocer y descubrir para lugareños y turistas”.
La misma fuente apunta que este lugar es reconocido como uno de los más antiguos del continente porque ”existen registros históricos donde se puede apreciar su funcionamiento desde épocas previas a la colonización española, siendo uno de los 4 principales puntos de acceso de la isla de Tenochtitlan con la periferia de la ciudad”.
Cabe destacar que en la etapa precolombina se encontraba rodeada de lagos y fue hasta después que se empezaron a entubar y desecar gran parte de los espacios acuáticos para construir las grandes avenidas y calles que se conocen actualmente. Sin embargo, “conserva el mismo trayecto que hace cientos de años”.
Por otro lado, Enrique Ortiz, el historiador y autor del libro El mundo prehispánico para gente con prisa explica que cuando Hernán Cortés decidió fundar una nueva ciudad sobre las ruinas de Tenochtitlan mantuvo “por motivos prácticos las calles principales que la dividían como una cruz en cuatro sectores”. Fue por esa razón que en aquella calzada se empezaron a construir las primeras mansiones y templos. Además de empezar a modificar el aspecto de la calle decidieron cambiarle el nombre.
Los edificios importantes que hoy alberga como el Museo Nacional de Arte (antiguo Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas), el Palacio Postal o el famoso Café Tacuba son una muestra de que este sitio nunca ha perdido su relevancia histórica, social, cultural y económica.
Con el tiempo, se ha seguido transformando la calle, ya que antes la extensión oficial era mucho más larga. Hoy en día está dividida en cinco segmentos: calle de Tacuba, avenida Hidalgo, avenida México-Tenochtitlan (anteriormente llamada Puente de Alvarado por el famoso conquistador español Pedro de Alvarado), Ribera de San Cosme y culmina con la calzada México-Tacuba.
Finalmente, los inmuebles religiosos también han jugado un papel importante en la identidad de este espacio, pues a lo largo de toda la calzada se pueden encontrar templos con estilo barroco novohispano como el de San Fernando, lugar donde se formaron los misioneros que se encargaron de las tareas de evangelización. Además, está la parroquia de San Gabriel Arcángel, construida en el año 1584 por la orden franciscana.
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