El año del hambre: cuando la Ciudad de México se quedó sin comida en la Revolución Mexicana

La toma de la ciudad por los ejércitos villista y zapatista conllevó un gran desgaste para los ciudadanos

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Los capitalinos se reunían en
Los capitalinos se reunían en Palacio Nacional para exigir alimentos (foto: INAH)

Durante la Revolución Mexicana hubo hechos atroces cometidos por los distintos bandos que se enfrentaron para llegar al poder o para establecer sus ideas por encima de los demás planes que traía el grupo contrario.

En distintos libros y novelas se han mencionado los atracos a poblados enteros, las ejecuciones arbitrarias, los secuestros y el bandidaje, que fueron las actividades llevadas a cabo por los revolucionarios y sus seguidores, muchos de ellos oportunistas que vieron una forma de hacer fortuna con las incursiones a haciendas y otros lugares.

Buena parte del territorio se vio asolado por las fuerzas armadas revolucionarias. Y de este caos no se salvó la Ciudad de México, ya que vivió la guerra en carne propia con la Decena Trágica en 1913. Sin embargo, tan solo dos años después los capitalinos volverían a sentir el terror, pero sobre todo el hambre.

Venustiano Carranza llegó a la
Venustiano Carranza llegó a la ciudad en 1916 para establecerse en el poder (Foto: Twitter@INEHRM)

A finales de 1914 se dio la ruptura en la alianza de los grupos revolucionarios. Francisco “Pancho” Villa y Emiliano Zapata se enemistaron con Venustiano Carranza, pues este planeaba ser establecido como presidente. Además no se apegó al Plan de Ayala formulado por los zapatistas. Esto llevó a que los dos formaran una alianza para ir en contra del ejército constitucionalista.

Esta alianza se efectuó en la Ciudad de México donde hicieron su triunfal entrada en diciembre de 1914. De este modo posicionaron parte de sus tropas para que quedaran a cargo de la Ciudad. Un año estuvieron en control de ella y ese lapso fue conocido como El año del hambre.

La convulsión política y económica llevó a un alza de precios, además de que los productos comenzaron a escasear por la toma de las vías del tren. Además de que los comerciantes resguardaban sus productos, también estuvo el hecho de que el gobierno convencionista, que era la alianza entre Zapata y Villa, impuso su propio papel moneda sin aceptar el que estaba anteriormente.

A la comida le siguió
A la comida le siguió el agua, la luz y el arribo de enfermedades (foto: INAH)

Esto causó que buena parte de la población cayera presa del hambre y la desesperación. Se buscó racionar los alimentos para los pobladores, pero esto no funcionó porque en los puntos de entrega las personas robaban lo que había.

Cabe señalar que también el campo había sido arrasado ya que numerosos campesinos se integraron a las fuerzas revolucionarias (por voluntad propia o por la leva), además de que las haciendas e ingenios habían sido tomados, saqueados o destruidos.

En las calles se apreciaban cuerpos de personas que morían por la inanición, de igual modo, comenzó una ola de bandidaje y asaltos a las tiendas de la ciudad. Se reportó incluso que algunas personas comenzaron a comer la carne de sus caballos.

(foto: INAH)
(foto: INAH)

La ciudad se entregó al caos: balaceras, cañonazos distantes, fusilamientos, enfermedades y falta de agua. El mismo Álvaro Obregón en su libro Ocho mil kilómetros en campaña escribió: “No podían ser más lastimosas las condiciones en que se encontraba la primera ciudad de la República. Aislada, sin servicios urbanos y agotadas las subsistencias, las enfermedades y el hambre se habían enseñoreado del bajo pueblo”.

Las calles se llenaron de basura y la falta de agua causó que hubiera una epidemia de tifo. Después se cortó el suministro de luz por las noches debido a la falta en los pagos.

También para paliar el hambre se distribuyeron cereales para las clases bajas por medio de organizaciones privadas y el gobierno entregaba vales para las mujeres. Sin embargo, no fueron medidas suficientes pues los suministros seguían faltando.

Finalmente Venustiano Carranza tomaría la ciudad en 1916, aunque el hambre siguió por unos cuantos meses junto con las enfermedades.

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