“Me fui de la guerra pero ella no se fue de mí”: la historia de la mexicana Rosalía Tovar al huir de Ucrania

La maestra lamentó perder la vida tranquila junto a las personas que amaba en ese país, más allá de haber dejado sus ahorros y la casa que le valió diez años de intenso trabajo en Kiev

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Rosalía Tovar narró desde sus
Rosalía Tovar narró desde sus redes sociales el drama que supuso para la población en Kiev perder el ritmo de vida tranquilo debido al ataque del ejército ruso. (FOTO: Twitter@LaTovar4)

Diez años de una vida feliz y tranquila en Kiev fueron borrados en una sola noche para Rosalía Tovar, una mujer mexicana que llegó al este de Europa para trabajar como profesora de espalol en una escuela. Afligida y llena de impotencia, esta joven narra a través de sus redes sociales el dolor que le causa la invasión rusa a un país que a ella y otros tantos mexicanos acogió como parte de su sociedad y por lo que desarrolló un arraigo profundo por su cultura y estilo de vida tranquilo.

Rosalía Tovar forma parte del grupo de 81 mexicanos que fueron evacuados desde Ucrania hasta Siret, en Rumania, para posteriormente ser repatriados a bordo de una aeronave de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que arribó este viernes temprano a la capital mexicana.

Narró que el conflicto llegó más pronto de lo esperado y agradeció el trabajo de la embajada mexicana en Kiev para evacuar la zona y poner a salvo a los connacionales.

Pero Rosalía este regreso no significa recobrar la paz, aunque ahora está de nuevo en su ciudad natal, León, Guanajuato, y los sonidos de los bombardeos han quedado a miles de kilómetros de distancia, ella explica “yo me fui de la guerra pero ella no se fue de mi” y al bordel llanto se pregunta a cada instante si sus amigas ucranianas siguen vivas ante los intensos ataques del ejército ruso.

Antes de dejar Siret, en Rumania, Rosalía contó que lo perdió todo y se lamentó, más allá de haber dejado sus ahorros y la casa que le valió diez años de intenso trabajo en Kiev, haber perdido a las personas que ama y la vida feliz que la nación ucraniana le ofreció, haciéndola sentir como en casa en todo momento. Por esa razón pidió al gobierno mexicano traer a mujeres ucranianas en calidad de refugiadas.

“Yo ya viví lo que es ser un refugiado en medio de la guerra” contó Rosalía y por esa razón pidió a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) tener empatía con otras personas desplazadas. El dolor humano en la frontera de un país en guerra es un drama inmenso, repite una y otra vez, tratando de sensibilizar la situación de millones de ucranianos.

Antes de tomar el avión que la trajera de regreso a México, se resistió a dejar la zona fronteriza de Ucrania con la esperanza de ser útil a sus amigas que intentan salir aún de Ucrania. Contó que planeó junto a ellas un plan de escape, en una ruta que pasaba por Polonia y se extendía hasta España, donde albergaban la esperanza de alcanzar la ocndicicón de refugiadas. Rosalía sería en ese punto su mayor apoyo para superar la barrera del idioma español. Con voz descompuesta en una entrevista, dijo que las armas rusas acallaron con velocidad el sueño de ellas y otras miles de mujeres que desesperadamente tratan de sacar a sus hijos pequeños de la zona del conflicto.

Desde su propia mirada, en sus redes sociales empezó a contar el dolor que sufren las familias al ser separadas porque el gobierno de Ucrania ha decretado que todos los hombres de entre 18 y 60 años deben permanecer dentro del territorio para defender a la nación. Conmovida, recuerda los instantes en que las mujeres y los hijos se despiden de esos hombres que son esposos y padres, para tratar de defender el hogar. “Son unos patriotas” dice orgullosa Rosalía de sus amigos varones y a través de la emociones que se le desbordan con las lágrimas asegura que ella volverá algún día a Kiev y si ya no encuentra a sus amigas y amigos, entonces ella ayudará a reconstruir la nación en honor a ellos.

Lamenta que en México se aprovechen de su vulnerabilidad

Rosalía Tovar reconoce que ella tuvo la oportunidad de regresar a México, pero no deja de lamentar que lejos de sentirse a salvo, la inseguridad sea un factor que le hace sentir temor y explica que su cuenta de Facebook fue hackeada para pedir dinero a su nombre. Por esa razón da un mensaje a los mexicanos y advierte que en ningún momento ha solicitado apoyo económico y se limita a decir que nadie tiene derecho a aprovecharse de su terrible momento.

“Lo he perdido todo. Nunca recuperaré mi vida” se lamenta y se llena de angustia al pensar en la posibilidad de no volver a hablar con sus seres queridos, al imaginar que viven escondidos en sótanos contando cada segundo en que se aferran a la vida y que en cualquier momento una bomba termina con cualquier esperanza.

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