A casi tres meses y medio del ataque en el Palacio Municipal de Guaymas, la Fiscalía de Sonora esclareció cómo ocurrió la balacera en que fue asesinada la activista Marisol Cuadras, el escolta de la alcaldesa y resultó abatido el Plebeyo, sicario contratado para ejecutar al comisario de seguridad.
Claudia Indira Contreras Córdova, fiscal del estado, reveló que la tragedia pudo ser mayor, pues los agresores lanzaron una granada que no causó el impacto que debía, aunque sí estalló dañando un vehículo. Especificó que dos balas desviadas impactaron a la joven feminista que acudía con su colectiva ese 25 de noviembre para manifestarse contra la violencia hacia las mujeres.
De los autores materiales se identificó a Carlos Alberto Mejía Grijalva, el Plebeyo, quien fue abatido en el lugar tras asesinar al vigilante de la presidenta municipal. Mientras que Julián Alejandro “N”, el Güerito, fue asesinado el 5 de diciembre en Empalme y su cómplice, Iván Alejandro, el Talibán, también está muerto al ser acuchillado el 17 de enero de este 2022 en Hermosillo. Los otros tres seguirían prófugos.
Para que el artefacto explosivo lograra su cometido debía ser lanzado desde una distancia de al menos 50 metros, pero el disparador se encontraba a 38 metros, de ahí que la fiscal explicó un mal funcionamiento que advierte, al mismo tiempo, sobre previsiones posteriores.
Al no lograrse armar totalmente, no estalló y causó los daños que hubiese causado de haberse lanzado, obviamente sin ese temor por parte de los criminales, la extensión que hubiese abarcado son más de cinco metros de circunferencia a la redonda
Un par de proyectiles que impactaron en el pilar de una piedra del edificio se desviaron y de manera fortuita impactaron a la joven feminista. No se esclareció de quiénes fueron los disparos en medio del intercambio, donde ella quedó sobre la vía aledaña al intentar resguardarse.
La funcionaria insitió en que los seis atacantes no tenían calculado la presencia de las Feministas del Mar en su protesta ni el fuerte despliegue de agentes de seguridad. Aunque no lograron asesinar al entonces comandante Humberto Cano Ahuir, sí cobraron la vida de Antelmo Eduardo, quien resguardaba a la edil Karla Córdova, además de la joven Lucero Marisol Cuadras de 18 años.
Por estos hechos fueron identificados al menos media docena de sicarios y han detenido a 14 personas vinculadas con el crimen, mientras que otras órdenes de aprehensión ya fueron giradas para dar con quienes cometieron el atentado y se esconden en diversas partes del país a salto de mata.
Uno de los agresores falló en el ataque al impactar en dos señalamientos de tránsito, mientras que el comunicador social, Noé, fue herido por esquirlas y la activista Jovana Alejandra resultó lesionada por balas de las que se desconoce su origen por falta de trazabilidad pericial hasta el momento.
La Fiscalía de Sonora confirmó que no era un atentado contra las feministas, que el objetivo era Cano Ahuir, quien renunció casi un mes después de los hechos. Además, cuatro agentes de la Marina Armada de México y policías municipales repelieron la agresión, impactando al Plebeyo en su omóplato derecho para hacerlo girar y caer.
Este sujeto se equivocó de dar contra el comisario de Seguridad, asesinó al escolta, siguió disparando y quiso darse a la fuga. Fuentes de inteligencia naval ya habían reportado a Infobae México que el agresor estaba vinculado a la célula de la Plaza, bajo el mando de Francisco Javier Espinoza Camacho, el Fino y/o el Picipi.
En tanto, la Fiscalía General de la República cuenta con carpeta de investigación sobre este caso para que persiga delitos federales de su competencia. En Guaymas hay más de 300 agentes de seguridad, según la secretaria María Dolores del Río, desde el ataque del 25 de noviembre.
Marisol Cuadras hubiera cumplido 19 años el pasado 19 de febrero. Ese día, su madre, compañeras y amigos acudieron a calles de Guaymas para honrarla apoyando a personas vulnerables, algo que la joven acostumbraba. Se ha propuesto una calle con su nombre y una placa que valdrán para no olvidar la exigencia de justicia en su caso, como ella protestaba el mismo día que fue asesinada.
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