El 21 de diciembre del año pasado, José Guadalupe Ávila Guevara, miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), burló las medidas de seguridad del centro penitenciario de Puente Grande, con ayuda de una funcionaria del lugar y documentos de liberación falsos. Pero no fue hasta el mes pasado, que las autoridades notaron su ausencia, luego de que llegara un oficio para que el presunto criminal acudiera a una audiencia.
Sin ningún obstáculo que prohibiera su salida, este hombre abandonó el Reclusorio Metropolitano de Jalisco por una orden apócrifa que su abogado entregó a una funcionaria —que hasta ahora ha sido identificada como la única participante en la fuga—.
Para la salida del criminal del CJNG se necesitó un oficio de libertad, el cual es enviado al centro penitenciario mediante un notificador o por el secretario de un juzgado, y este es corroborado por el juzgador.
El director de Prevención y Reinserción Social, José Antonio Pérez Juárez, señaló que no habían notado ninguna irregularidad hasta que se solicitó la presencia del reo.
Para Pérez Juárez sólo hay una funcionaria involucrada en el escape, una mujer que a la sombra de su responsabilidad como coordinadora jurídica, simuló una libertad. “Fue ella la única participante. Nosotros pusimos a disposición del Ministerio Público todas las facilidades, todo con lo que contábamos”.
El director del penal ha indicado que desde la salida de Ávila, la funcionaria ha puesto muchos pretextos para ausentarse, esto ha hecho que las sospechas recaigan en ella. “Debió haberse incorporado el 8 de febrero, no lo hizo”, expresó.
Sobre Ávila Guevara pesa una acusación por el homicidio de siete jóvenes en 2013, en Lagos de Moreno, Jalisco.
El 7 de julio de ese año, Francisco Javier Becerra Rangel, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, dio la orden de levantar y asesinar a los jóvenes, por ser los presuntos responsables del robo de una mochila que se encontraba al interior de un vehículo.
Las víctimas fueron llevadas a una granja de la comunidad La Comanja de Corona, donde fueron disueltos en ácido. Según los testimonios de los implicados, los chicos negaron haber participado en el hurto. Por el crimen fueron liberadas 12 órdenes de aprehensión, de las cuales sólo ocho se han cumplimentado.
Este escape se suma a otros anteriores como la fuga del fundador del Cártel de Sinaloa, Joaquín el Chapo Guzmán, quien el 19 de enero del 2001 escapó del fortín Puente Grande, oculto en el carro de la ropa sucia y acompañado por funcionarios sobornados que empujaron el carrito hasta el estacionamiento de la prisión. De acuerdo con la información oficial, más de 60 trabajadores del lugar participaron en el plan de fuga.
El penal de Puente Grande es considerado como uno de los mejores blindados del país: dos custodios por reo, cientos de celdas de aislamiento y un sofisticado servicio de videovigilancia. Actualmente este lugar conocido también como Reclusorio Metropolinato de Jalisco alberga a más de 860 personas.
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