Vecinos de San José de Gracia, en Michoacán, México, vivieron momentos de terror cuando un comando armado irrumpió en un velorio para sacar a por lo menos una decena de personas a quienes ejecutaron a plena luz del día.
Cuando las autoridades llegaron a la zona de los hechos, encontraron una escena del crimen limpiada, así como varios casquillos, restos y una bolsa con productos de limpieza que habrían utilizado los criminales.
La violenta escena trajo una serie de críticas en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien reclamaron, entre otras cosas, que ha sido una farsa su estrategia de “abrazos, no balazos” en contra del crimen organizado.
Al respecto, el periodista Raymundo Riva Palacio aseguró en su más reciente columna para Ejecentral que una vez confirmado el número de personas que fueron masacradas, quedará en el registro la “perfección criminal e impunidad con el que operan los delincuentes”.
Además, se dijo confundido por la manera en que los criminales se detuvieron a limpiar la zona del crimen, y el tiempo que perdieron recogiendo los cuerpos para trasladarlos con rumbo desconocido.
Consideró, en este contexto, que si bien “ser aséptico no es una cualidad criminal”, sí provocaron que las investigaciones sean más difíciles para las autoridades mexicanas tanto locales como federales.
“La gran pregunta es a quién estarían velando que produjo una reacción criminal de esa naturaleza, o quiénes se encontraban entre los asistentes”, se cuestionó.
Fue el fiscal de Michoacán, Adrián López Solís, quien confirmó que el ataque fue un atentado directo en contra de Alejandro García, el Pelón. Este hombre se dedicaba a actividades delictivas, pero ese día se encontraba en la zona para ir al funeral de su madre.
El funcionario señaló que el Pelón podría haber sido asesinado o secuestrado en compañía de varios de sus cómplices o familiares. Agregó que posiblemente dejó un grupo local para unirse a otro.
Sin embargo, reflexionó que si hasta el momento no hay mayores datos sobre “lo que sucedió, ni porqué sucedió”, se puede resaltar que “el crimen organizado no siente ninguna presión ni se siente amenazado por las acciones federales”.
Por ello, etiquetó como un “fracaso” la estrategia de seguridad del presidente López Obrador, quien ha lanzado a la calle tanto al Ejército como a los agentes de la Guardia Nacional, sobre todo en estados de urgente atención.
Y aunque aseguró que esto se podía predecir, lo que verdaderamente es preocupante para la población en general es “la cada vez mejor calidad de sus armas, y la prepotencia con la que actúan” los miembros del crimen organizado.
Agregó también, sobre los videos de los sicarios que limpian las calles de la zona donde cometieron la masacre “sin prisas, temores, ni tampoco cubriéndose la cara”, que dicha escena no hubiera sido posible “de no saber que gozan de impunidad y que las autoridades federales no actuarán contra ellos.”
Redactó, además, que dentro de este problema, algunos sectores del gobierno federal tienen complicidad ya sea por omisión o por comisión, como la Sedena y la Guardia Nacional, quienes han “permitido que todas las organizaciones criminales avancen y controlen mayores franjas de territorio nacional”.
Por último, concluyó que las autoridades de alto rango en las Fuerzas Armadas, incluido el presidente, no son capaces de ver que “ habrá un revés a lo que están haciendo, deliberada o inopinadamente, y que sus actos tendrán fuertes consecuencias legales en un futuro no tan lejano”.
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