Manuel Palafox Ibarrola fue un revolucionario poblano nacido en 1886, estudió la carrera de ingeniería y se desempeñó como vendedor y administrador en varios estados de la República, después fue purgador en las haciendas de Tenango y Santa Clara, propiedades de Luis García Pimentel, donde conoció a Emiliano Zapata en 1911 al ser encomendado a negociar con él.
Fue aprehendido por los zapatistas pero ganó su confianza con el tiempo. Hasta tal punto que para 1912 fue enviado a negociar una alianza con un exiliado en Estados Unidos para conseguir financiamiento en contra de las fuerzas federales. La confianza de Zapata en él aumentó considerablemente para 1913, pues se le asignó un cargo importante en la administración del movimiento al convertirlo en secretario del cuartel general zapatista con el grado de General.
Asistió y logró ascender a una importante posición dentro del gobierno Convencionista asignado como secretario de Agricultura y Colonización en el gobierno de la convención, de 1914 a 1915 en las gestiones de Eulalio Gutiérrez Ortiz, Roque González Garza y Francisco Lagos Cházaro donde llevó a cabo la causa agrarista con la fundación del Banco Nacional de Crédito Rural en enero de 1915.
También fundó la Fábrica Nacional de Herramientas Agrícolas de Escuelas Regionales de Agricultura, promulgó una Ley Agraria y se dedicó al reparto de tierras. Pero en abril de 1915 tras un conflicto con González Garza dejó sus funciones hasta el siguiente periodo convencionista.
Además de su ejemplar carrera en las filas del zapatismo, Palafox también dejó grabado su nombre por las historias que circularon alrededor de él, en especial por sus preferencias sexuales, pues - al parecer- su gusto por hombres más jóvenes era sabido entre las filas de los revolucionarios.
Causó tanto revuelo que el Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, habría considerado fusilarlo por no lograr disimular las apariencias. De hecho se asegura que la razón por la que fue aprehendido en 1911 fue porque los zapatistas lo encontraron teniendo relaciones sexuales con un muchacho dentro de un corral, aunque no existe una versión oficial que lo confirme.
Para 1918 el general fue destituido de las filas zapatistas e incluso desconoció a Zapata con lo que ganó el mote del “Ave Negra” del zapatismo al instigar a otros generales de seguir su ejemplo y redactar una nueva versión del Plan de Ayala. Se cree que el considerable alejamiento de Zapata se debió a su homosexualidad, pues en diversas ocasiones estuvo a punto de ser fusilado por órdenes del caudillo.
La cercanía de Palafox y el Caudillo del Sur levantó muchas sospechas a sus demás allegados pues si este era homosexual, ¿por qué lo toleraría un “macho” como el jefe de la Revolución del Sur? Acaso simpatía o un gusto disimulado.
Para los revolucionarios la homosexualidad no solo representaba afeminamiento y falta de valentía, sino una especie de traición puesto que la figura de la hombría estaba muy relacionada con la nueva patria que estaban fundando. El escándalo fue tal que un sobrino de Zapata llamado Maurilio Mejía escribió una carta en la que decía “un pobre diablo de sexo equivocado como lo es usted no puede llamarse amigo de los hombres que lo somos de verdad”.
Tras huir de las fuerzas zapatistas en 1920, se anexó al plan de unificación Revolucionaria de Álvaro Obregón y volvería al ejercito hasta finales de la década de los 40. Murió en la Ciudad de México en 1960 tras ser ratificado su grado como General de División.
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