Aurea Regina Guzmán Montero es una de las y los 60 estudiantes seleccionados en todo el mundo para participar en el programa educativo Internacional Air and Space Program (IASP) 2022 de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Tras haber egresado de la ingeniería en Informática del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la joven de 28 años busca llegar a las instalaciones de la NASA en Huntsville, Alabama, con el fin de desarrollar un proyecto científico y tecnológico que contribuya a la resolución de alguna problemática aeroespacial.
Su proyecto consiste en el desarrollo e implementación de modelos de inteligencia artificial y de machine learning a los robots exploradores que ayuden a predecir condiciones favorables de navegación. Asimismo, otra de sus propuestas es la creación de un software de realidad aumentada en la que se integre la inteligencia artificial para la visualización de datos.Sin embargo, el costo del programa es de USD 3 mil 500, o sea, un aproximado de 71 mil 752.10 pesos.
En entrevista con Infobae México, Regina contó que, al igual que otros estudiantes que fueron seleccionados para participar en la estancia de cinco días en las instalaciones del Rocket Center en Huntsville; utilizó redes sociales para dar a conocer su caso y obtener apoyos económicos con el fin de lograr financiarlo.
Antes de realizar una rifa con causa con la que los participantes podrían ganar una televisión, un reloj inteligente o unos audífonos inalámbricos, Regina pensó en vender productos del IPN o de la NASA, tal y como lo hizo uno de sus compañeros, quien comenzó a ofertar gorras con los logotipos de la Agencia Espacial en Instagram. Regina explicó que buscó el apoyo de patrocinadores y de su misma institución educativa, pero la respuesta no se tradujo en recursos económicos.
“Empecé por ahí para buscar apoyo y dije bueno, no necesariamente todo, a lo mejor una parte para el programa. Escribí correos al director, al subdirector, a muchas personas y realmente no obtuve una respuesta. Eso me decepcionó porque estoy consciente de que hay un presupuesto designado, de que no hay tantos recursos, pero ni siquiera un reconocimiento (...) sí me decepcionó no obtener apoyo de mi propia escuela”, confesó en entrevista.
Cuenta que lo primero que intentó para lograr financiar el programa fue vender experiencias de realidad aumentada. Sin embargo, no recibió el pago correspondiente por un demo y optó por otras dinámicas. Pensó en ofrecer tasas, libretas o playeras con el logotipo de la NASA, hasta que finalmente, ella y su familia decidieron realizar una rifa con los recursos que ahorraron para obtener los tres regalos.
Una de las principales motivaciones de Regina para llegar a la NASA, además de salir de su “zona de confort” es darle un ejemplo a su hija de 10 años de que, aun con circunstancias adversas, “siempre hay forma de superarse y salir adelante sin importar su sexo, edad o condición económica”.
También busca incentivar y empoderar a niñas, jóvenes y madres de familia a estudiar alguna disciplina académica del área de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y, de esta manera, reducir las brechas de género en estas áreas mientras se promueve la innovación científica y tecnológica en el país.
Y es que según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en México solo tres de cada 10 profesionistas STEM son mujeres y en el 2021, solo 13.5% de las mujeres profesionistas egresaron de alguno de los campos mencionados anteriormente.
Por su parte, ONU Mujeres ha señalado que la brecha que existe entre hombres y mujeres en la ciencia aún es muy notoria, pues las mujeres representan tan sólo el 22 % de las y los profesionales que trabajan en el campo de la inteligencia artificial y el 28 % de las personas graduadas en ingeniería.
“¿Cómo esperamos que haya una disminución de brecha si no hay tantos programas, si no hay tantas oportunidades? La siguiente es la infraestructura (...) hay lugares donde ni siquiera tienen computadora, acceso a Internet, teléfono, entonces ahí es otro punto que hay que atacar. ¿Cómo esperaríamos que más mujeres o más jóvenes estudien una carrera si no hay infraestructura para que tomen clases en línea, es una de las cosas que sí preocupan y de las que debemos poner manos a la obra”, concluyó Regina.
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