En el primer cuadro de la Ciudad de México existen edificios que han impresionado a varias generaciones, por la destacada arquitectura con la que están construidos y sus imponentes detalles. Se puede encontrar, en esta zona de la ciudad, el Palacio de Bellas Artes, la Torre Latinoamericana, el Palacio Postal, el Palacio Nacional, o el edificio que alberga el Museo Banco de México, entre muchos otros.
Justamente este último, el edificio del Banco de México, es uno de los edificios más representativos de la zona. Dicho inmueble tiene un extensa historia, pues tiene más de 100 años de haberse construido. Para ser precisos, el edificio fue construido de 1903 a 1905, cuando gobernaba el presidente Porfirio Díaz. El encargado de la creación, fue el Arquitecto Theodore William Emile de Lemos y el Ingeniero Gonzalo Garita y Frontera.
Posteriormente, fue remodelado y restaurado por el Arquitecto Carlos Obregón Santacilia y el Ingeniero Federico Ramos, en el año de 1926. Este edificio es un ejemplo de la corriente estilística de eclecticismo, pues incluye varios elementos de ella, como las columnas de orden jónico, arcos de medio punto, cornisa, dovelas y las cariátides, un elemento importante de la arquitectura griega. Los elementos constructivos como los sillares dejando entrecalles, habla de un estilo bastante usado durante la época del renacimiento italiano. Con la remodelación del edificio en 1926, se combina el estilo artístico Art Decó con elementos neo-prehispánicos, que le confieren identidad única al inmueble.
La fachada principal del edificio mira hacia la avenida 5 de mayo. El volumen presenta simetría y destaca su cuerpo central debido a las cuatro monumentales columnas, de orden jónico que se elevan del primero al tercer piso, entre las cuales, se abren cinco ventanales que cierran arcos de medio punto.
El edificio está inspirado en los palacios franceses e italianos. Los muros de la planta baja está resueltos en grandes sillares con juntas rehundidas, aportándole un aspecto sobrio y elegante. Destacan seis lámparas empotradas, finos detalles y relieves en la fachada.
Cuando el edificio fue adoptado como la sede del Banco Central, se aumentaron los espacios de la fachada principal, y se quitaron las cariátides. Además, sobre el acceso principal se colocó un conjunto escultórico tallado en cantera realizado por el escultor mexicano Manuel Centurión, pieza que representa una pareja (hombre y mujer) que alude al trabajo y a la abundancia. Ambos custodian un murete donde se inscribe el nombre Banco de México.
En el interior del edificio, el vestíbulo está integrado por ocho columnas de nueve metros de altura, revestidas de mármol negro de Bélgica en su base y mármol negro con vetas doradas de Portoro, Italia, que llega hasta el capitel de bronce.
El techo del espacio está cubierto por un imponente plafón formado por 15 casetones decorados artísticamente. Al final del vestíbulo, de manera perpendicular, un corredor comunica hacia los laterales a diferentes áreas, mientras que en la parte central inicia una escalera imperial acabada en mármol, con barandales de bronce y herrería estilo renacentista francés. Al interior pueden encontrarse patrones de líneas quebradizas y semi circulares, materiales de hierro forjado y acero, tales como los que se pueden ver en la bóveda principal.
El arquitecto Carlos Obregón Santacilia, quien se encargó de la remodelación del recinto histórico, nació en 1896 y murió en 1961. Es precursor de la arquitectura moderna en México, y realizó al rededor de 150 obras, entre los años 20´s y 60´s.
Tras el establecimiento de un Banco único emisor en la Constitución de 1917, fue necesario contar con un espacio para su sede. Con el decreto presidencial del 4 de agosto de 1925, se adquirió el edificio ubicado en la esquina de 5 de mayo y Eje Central Lázaro Cárdenas. Anteriormente, el edificio era conocido como “La Mutua”, y alojó las operaciones de la empresa de seguros The Mutual Life Insurance Company of New York desde su construcción hasta 1922.
SEGUIR LEYENDO: