La Ciudad de México está dividida en 16 alcaldías, de las cuales, se desprenden más de 200 colonias. Algunas de estas son muy antiguas, otras más recientes. Uno de los barrios más icónicos y exclusivos de la capital mexicana, es sin duda alguna, el de Polanco, que se encuentra al poniente de la capital, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
Este barrio en realidad no esta compuesto por una sola colonia, sino que se compone por seis colonias: “Los Morales sección Palmas”, “Los Morales sección Alameda”, “Polanco Reforma”, “Polanco Chapultepec”, “Rincón del Bosque” y “Chapultepec Morales”.
Además, los nombres de sus calles y grandes avenidas son inspirados en personajes destacados en el mundo de la cultura, la filosofía, la literatura, la ciencia y hasta la política internacional: Newton, Horacio, Homero, Molière, Galileo, Edgar Allan Poe, entre otros.
Este barrio, al igual que otros de la capital, tienen muchos lugares representativos, que le da su toque personal. Algunos de ellos son la Plaza Carso, un complejo de edificios con diferentes funciones, por ejemplo, el Museo Soumaya, el cual tiene seis salas, de las cuales las 1, 2, 3, 4 y 6 están dedicadas a exposiciones permanentes y la 5 a exhibiciones temporales. El museo lleva este nombre en honor a Soumaya Domit, quien murió en 1999 y quien fuera esposa del empresario Carlos Slim, el hombre más rico de México, dueño del complejo de edificios, y por supuesto, del museo.
Además, hay importantes plazas comerciales, como la Plaza Antara, en donde pueden encontrarse algunas de las tiendas más lujosas y sofisticadas del país. Otro de los lugares icónicos de Polanco, es sin duda alguna el Parque Lincoln, ubicado en la zona sur de Polanco. Este se encuentra delimitado, al norte, por la calle Emilio Castelar y al sur por la Calle Luis G. Urbina. Lo atraviesa la avenida Julio Verne de Norte a Sur.
El parque Lincoln es hogar de un regalo que ejemplifica la relación de dos países que si bien han sido amigos, también, a lo largo de su historia, han tenido desencuentros, sin embargo, no pueden dejar de depender el uno del otro por su proximidad. Y es que ahí descansa la estatua del presidente estadounidense Abraham Lincoln, a quien debe su nombre este parque, la cual llegó al país en 1966 como un regalo que representaba precisamente la amistad entre Estados Unidos y México.
El mandatario del país vecino del norte, Lyndon B. Johnson, quien reemplazó a John F. Kennedy tras su asesinato, fue recibido en México por Gustavo Díaz Ordaz, en una visita diplomática. Durante el encuentro, el mandatario norteamericano no se limitó a la hora de elogiar a su par mexicano. El evento cumbre de la visita fue justamente en este parque, que en ese momento llevaba el nombre de Parque de los Espejos, con la finalidad de develar la famosa estatua, que posteriormente le daría el nombre con el que ahora se conoce. En la estatua se ve a Lincoln de pie, frente a su silla, esculpido en bronce por Gaudens, un artista de origen francés.
Además de la estatua que le da nombre al parque, también se puede encontrar en él una pequeña galería de arte. Dicha galería lleva por nombre Torre del Reloj, y se trata justamente de una edificación con un reloj.
En un principio, la galería fue creada con la intensión de ser un palomar, como parte del proyecto de urbanización que en 1937 edificó el arquitecto Enrique Aragón Echegaray, para el barrio de Polanco. El lugar llegó a tener hasta 3 mil nidos. El deterioro arquitectónico obligó a cerrar las puertas del palomar y la gran estructura de cuatro caras, cambió por la enorme maquinaria del reloj.
No fue sino hasta 1992 cuando este espacio se convirtió en la Galería Torre de Reloj, cuya misión es exhibir artes plásticas. Hoy el lugar es considerado una pieza fundamental del Parque Lincoln.
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