La Fiscalía General de la República (FGR) acreditó de nueva cuenta delitos cometidos por siete hombres para condenarlos hasta por tres décadas en la cárcel, tras ser acusados de narcotráfico y su pertenencia al Cártel de Sinaloa.
Estos sujetos fueron detenidos en la Ciudad de México el 13 de febrero de 2008 y en junio de 2017 se les dictó sentencia, pero apelaron la decisión del juez para revocarla y lograron que se repusiera el procedimiento, según ordenó un Tribunal Especializado en Materia Penal en marzo de 2019.
Luego de 14 años en procesos judiciales, la FGR obtuvo las penas para estos hombres arrestados en la colonia Portales, alcaldía Benito Juárez, mientras se desplazaban en una Suburban y una Dodge Ram transportando armas de alto poder, además de explosivos de fragmentación, supuestamente con destino a Querétaro.
Juan Guillermo Cervera Romero recibió la pena más alta y deberá pagar 30 años encerrado. Le queda por saldar el mismo tiempo que ya ha pasado tras las rejas y saldría libre en 2038, pues le probaron cargos por delincuencia organizada en sus nexos con el narcotráfico, además de poseer armas y municiones de uso reservado a los militares.
El entonces subsecretario de Seguridad capitalino, Luis Rosales Gamboa, dijo que Cervera Romero había fungido como policía municipal en Durango. El llamado Jefe Apolo añadió que los detenidos viajaban en vehículos con logos de la empresa Tapizados Premier.
José Agustín Labrador Aragón y Felipe de Jesús Villa Rodríguez, el Chuy, fueron sentenciados a 24 años en prisión por los mismos ilícitos que el exagente, más el de portación de arma de fuego sin licencia. El Chuy fue identificado por autoridades de la Ciudad de México como exmilitar.
Urbano Alanís Hernández, el Urban, y Rogelio Mena Ruiz, el Chilango, recibieron 22 y 20 años, respectivamente por delitos similares. De Mena Ruiz se presumía que lideraba la célula delictiva, pues es originario del llamado Barrio Bravo de Tepito, en la colonia Morelos, al centro de la capital.
El otro castrense que habría dejado las filas de la Secretaría de la Defensa Nacional es Luis Alberto Méndez González, detenido en las mismas acciones de la colonia Portales. Apodado el Taxista, este sujeto fue condenado a 22 años de cárcel junto con Roberto Ezequiel Mireles Herrera por los mismos cargos que sus compañeros del Cártel de Sinaloa.
Todos ellos fueron asegurados con seis fusiles semiautomáticos G3 calibre .762, dos pistolas, una 5.7 x 28, llamada matapolicías, y una 9 mm. También llevaban 10 granadas de fragmentación, 834 cartuchos, así como chalecos antibalas y pasamontañas.
Entre el arsenal con que viajaban destacó la ametralladora Barret calibre 50, considerado como el rifle más poderoso del mundo. Perfora estructuras blindadas e incluso el cemento y es capaz de derribar aeronaves.
Los detenidos dijeron que llevarían las armas a Querétaro por órdenes de su jefe apodado el Goyo, señalado como operador del Cártel de Sinaloa en Gómez Palacio, Durango, según consignaron reportes de la prensa en 2008. A excepción de Cervera Romero, al resto les quedan entre seis, ocho y diez años encerrados.
El operativo del arresto trascendió en su momento por el traslado de los asegurados a las instalaciones del Ministerio Público con más de 500 policías y un helicóptero. Para ese entonces el líder más perseguido de la organización criminal era Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
En los últimos años, el Cártel de Sinaloa ha registrado intenciones por incursionar en el mercado de la Ciudad de México para la venta de drogas. Las autoridades han indicado que dirigentes enviaron a mensajeros para establecer nexos con criminales que ya operan en la capital del país.
Pero otros reportes señalan que el bien codiciado es el aeropuerto internacional que dominó el Cártel de los Beltrán Leyva, facción disminuida con arrestos y abatimientos de sus líderes.
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