Luego de darse a conocer la supuesta lujosa vida que sostiene el hijo de Andrés Manuel López Obrador, José Ramón López Beltrán, y su esposa, Carolyn Adams, en Houston, Texas, se puso sobre la mesa el posible conflicto de interés entre Baker Hughes, empresa donde labora la última persona mencionada, y Petróleos Mexicanos (Pemex).
Por lo anterior, la empresa norteamericana inició una auditoría externa que investigó a todos y todo lo que pudiera significar un conflicto de interés en la relación laboral que mantiene con Pemex, quienes les otorgaron diversos contratos para operar en el territorio nacional.
Luego de desarrollarla, el despacho externo dio a conocer los resultados, mismos que fueron presentados también ante el director general de Pemex, el ingeniero Octavio Romero Oropeza, a quien se sumó María Claudia Borras, presidenta de servicios petroleros a nivel mundial; Bob Pérez, presidente de México y Latinoamérica y César Pulido, director de cuenta para la empresa estatal mexicana.
Bob Pérez, presidente de Baker Hughes México y Latinoamérica, precisó que tras una revisión que hizo el despacho de abogados R. McConnell Group, en los que analizaron a fondo los contratos entre ambas empresas, no se encontró conflicto de interés ni nada irregular.
Por su parte, el ingeniero Oropeza informó que, por instrucciones del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dicho análisis se pondrá inmediatamente a disposición de la Fiscalía General de la República para los efectos legales correspondientes.
Los hallazgos en la investigación
R. McConell Group, además, publicó un informe donde precisa que el Sr Schilling, quien fuera dueño de la casa que rentó la pareja de López Beltrán, Carolyn Adams, no tuvo nada que ver ni estuvo involucrado con las operaciones de Baker Hughes en México.
Además, refirieron que Baker Hughes tampoco tuvo ninguna relación, mucho menos conocimiento del contrato de arrendamiento, donde incluyen un inmueble en Conroe, Texas, mismo que arrendó después de haber sido transferido a Canadá, y lo hizo de manera independiente, sin que su compañía tuviera participación.
También consideraron como algo “normal” que Carolyn Adams haya decidido rentar en Houston, donde hay más de 200 mil empleados de la industria energética, pues ahí mismo se ubican las sedes globales de compañías como Baker Hughes.
Agregaron que el contrato se hizo bajo representación de agentes inmobiliarios autorizados por el estado, y en la transacción no identificaron comportamientos o conductas inapropiadas por parte de la Baker Hughes.
En cuanto al precio de renta de 5 mil 600 dólares, el cual pareciera ser elevado, es en realidad consistente con otras propiedades similares en renta dentro de la misma área.
Baker Hughes se pronunció sobre el caso
Por su parte, la empresa Baker Hughes, a través de un comunicado, negó “cualquier conflicto de interés en relación con información relativa al arrendamiento de la propiedad privada de este exejecutivo y nuestras operaciones en México”.
Agregaron que dentro de su historia, tienen más de 60 años operando en México con total transparencia y cumplimiento de las leyes aplicables, requeridas por la empresa Petróleos Mexicanos.
Confirmaron también que Keith Schilling, dueño de la casa que rentó Carolyn Adams entró a la empresa en 2016, y salió de la misma el 31 de diciembre de 2019; además, apuntaron que nunca trabajó en ninguna área relacionada con México ni con o para clientes mexicanos.
“Seguimos teniendo certeza de que no existe ningún conflicto de intereses o relación entre nuestra empresa, el señor Schilling, Pemex y un tercero”, concluyeron.
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