Que si es una tradición azteca o maya, que si es una copia de una celebración estadounidense, que si vino de Europa... Son diversas las hipótesis que existen en torno a una de las celebraciones más populares: la fiesta de XV años. No obstante, se han realizado diversos estudios históricos y antropológicos que han permitido dar una explicación respecto a cómo surgió esta festividad.
Una de las aclaraciones más aceptadas en México por las y los investigadores explica que los orígenes de los XV años se remontan hasta la época prehispánica, en la cual se acostumbraba hacer un ritual que representara la transformación de las mujeres de niñas a jovencitas.
De acuerdo con el periodista David Beard, esta costumbre se volvió muy popular porque el promedio de vida de una mujer indígena, en la mayoría de las veces, no pasaba de los 30 años. Por tal motivo, los 15 eran la edad perfecta, pues “se encontraban a la mitad de su camino”.
El ritual era más bien una oportunidad en la que la “nueva mujer” podía ser presentada ante la sociedad como una fémina con madurez para convertirse en la esposa de alguno del pueblo. De esta forma, los padres aseguraban el futuro de sus hijas y su vida en compañía.
La profesora Mercedes Palencia indica que con la llegada de los españoles se perdieron las tradiciones, rituales y costumbres que daban sentido a la cotidianidad de las culturas originarias, no obstante, debido a los intentos de evangelización, los frailes enviados desde el continente europeo decidieron retomar ciertas prácticas para enseñar la religión católica.
Tal fue el caso de fiesta de la transición de “adolescente a mujer”, la cual fue retomada con el objetivo de instaurar las misas como un requisito para ser una “buena persona”. Posteriormente, el ritual se llenó de elementos extranjeros como los amplios vestidos de colores, los llamativos adornos y los diversos preparativos que se conocen hoy en día.
Hay un mito popular que cuenta que los vestidos y el vals fueron introducidos por la emperatriz Carlota de Habsburgo, pues sus fiestas se caracterizaban por la presencia de estos elementos, los cuales fueron traídos desde Europa. Si bien está comprobado que la indumentaria de la aristocracia se transformó debido a las modas que impuso, sobre todo por el uso de hermosos y ampones vestidos, no hay datos oficiales que confirmen esta información.
Por otra parte, la estrategia impuesta y modificada por los españoles fue tan exitosa que se replicó en otros países de América Latina, aunque hay que subrayar que la festividad se adaptó a elementos particulares de cada territorio, lo cual propició que cada nación le imprimiera su toque cultural.
Actualmente, la fiesta de XV años se celebra de forma cotidiana en Argentina, Colombia, Ecuador, Bolivia, Cuba, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Costa Rica, Honduras, Brasil, Guatemala, Uruguay, Venezuela y en algunas partes de España. Asimismo se apunta que en Estados Unidos “copió” la tradición y la nombró “dulces dieciséis”.
Cabe destacar que el proceso de preparación no siempre es el mismo, pues existen grupos, aún dentro de los mismos países, que agregan elementos característicos de su cultura, los cuales pueden salirse de lo “convencional”.
Debido a toda esta herencia histórica, en la actualidad es común que uno de los momentos más esperados en la vida de una adolescente sea la llegada de su cumpleaños número 15.
El motivo de esta emoción se debe a la realización de la tan esperada fiesta, que implica seleccionar el vestido “ideal”, elegir el mejor peinado y maquillaje, preparar invitaciones, planear la temática de la celebración, escoger qué recuerdos se darán a los asistentes, entre un largo etcétera.
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