Twitter se ha vuelto una arena de discusión política, social, económica e, incluso, artística puesto que la ciudadanía o internautas tienen la libertad de expresar su opiniones personales, siempre y cuando no infrinjan las normas de comportamiento.
Y justo fue en esta red social donde comenzó la discusión sobre el alto costo de los alquileres en la Ciudad de México, específicamente en dos colonias que en los últimos años han aumentado su plusvalía, pues la Roma y la Condesa han evolucionado al punto de volverse atractivas para los extranjeros, pero costosas para los nacionales.
“Hazte un favor y trabaja a distancia en la Ciudad de México: es realmente mágica”, fueron las palabras que comenzaron todo un debate y donde salió a relucir un término que causó controversia, pues se ha vuelto popular, pero se conoce poco sobre lo que implica: la gentrificación.
De acuerdo a las académicas Luciana Boldrini y Matilde Malizia, este término puede ser entendido como los procesos de renovación de centros urbanos mediante transformaciones materiales -inmuebles, edificaciones- o inmateriales -económicas, sociales y culturales-, las cuales están conducidas por agentes privados o son obra del propio Estado.
Es decir, se trata de una transformación urbana en donde se prioriza el interés del mercado al incrementar la construcción o rehabilitación de edificios de lujo, centros comerciales o espacios de “acceso a la cultura”, sobre, por ejemplo, el derecho a la propiedad.
El problema de lo anterior radica, de acuerdo a las investigadoras de la Universidad Nacional de Tucumán, en Argentina, en que cuando una ciudad pasa por este proceso se da un desplazamiento o sustitución de la población que ahí radicaba por población con mayor poder adquisitivo, lo que causa que los alquileres, la comida, los servicios de salud aumenten sus costos y solo sean asequibles para un porcentaje mínimo de la sociedad.
“Las ciudades tienden a satisfacer cada vez más las necesidades de consumidores con elevado poder adquisitivo, en detrimento de los ciudadanos con menos recursos y poder adquisitivo”
Si se analiza a estas dos colonias de la Ciudad de México en las últimas décadas, se puede observar que se impulsó la rehabilitación de viejos edificios, a la par de que otros tantos también fueran restaurados y lanzados en el mercado para un público específico, es decir, aquel que cuente con una capital financiero amplio que cubra todo el precio, así como un capital cultural que se adecue a la zona.
Es por lo anterior que la Roma y la Condesa ahora son considerados barrios bohemios, cosmopolitas o elegantes, de acuerdo a muchos rankings que se han popularizado en internet o que realizan algunas revistas alrededor del mundo.
No obstante, más allá de lo bueno que es la rehabilitación de zonas urbanas, el problema radica en que trae consigo un incremento de los precios de la vivienda a raíz de una especulación inmobiliaria, mismo que no corresponde con el promedio de salarios de los empleados.
Infobae México habló con el Dr. Máximo Ernesto Jaramillo sobre el grave problema que resulta la gentrificación, específicamente porque ayuda a que sigan incrementando las burbujas inmobiliarias, ya que “no es sostenible para ninguna persona que la mayor parte de su ingreso se destine a la renta”.
Y es que estas burbujas lo que provocan es que los costos sigan aumentando por encima del valor y la inflación, dicho en otras palabras, que los precios sean superiores a su valor real, más allá del incremento que da la plusvalía de una colonia.
Es por eso que la capital del país se ha vuelto atractiva para ojos extranjeros, pues el ganar en dólares o en euros -monedas que cotizan más alto que la mexicana en las Bolsas de Valores- hace que los precios no se han tan altos para una persona que ingresa como turista, por ejemplo, y que no ve reducido su salario por los impuestos que exige la ley mexicana.
A la par, genera que al haber personas que pueden pagar dichos costos, éstos sigan aumentando o se mantengan altos para el trabajador promedio nacional, el cual, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), obtienen un salario entre los 6 mil y 8 mil pesos mensuales.
Entonces, al no poder vivir cerca del centro de la ciudad que es donde se encuentran la mayor parte de los empleos, el ciudadano debe de recurrir a las periferias; sin embargo, éstas poco a poco también comienzan a gentrificarse, pues al tener precios más bajos, aumenta la demanda y con ello la especulación de la vivienda.
Siendo así atractivas para el mercado, pues al darse una migración interna fuerte, lo que provoca es que se voltee a ver espacios que pueden ser rehabilitados o reconstruidos, pero no para la vivienda, sino para que se vuelvan un instrumentos de inversión financiera, lo que hace que únicamente un porcentaje mínimo de la población pueda acceder a cubrir estos costos.
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