La constante violencia que viven los periodistas en México sigue dando de qué hablar alrededor del mundo. Ahora fue el Instituto Internacional de Prensa (IPI, por sus siglas en inglés) quien hizo un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador a que ponga fin a la impunidad que existe ante los “asesinatos horribles” que ha sufrido el gremio en las últimas semanas.
Y es que en un desplegado que publicaron para The Washington Post, la red global para el periodismo independiente señaló que México mantiene “el deplorable estatus de ser el país más mortífero del mundo para el trabajo de los periodistas”. Al menos 150 periodistas han sido ultimados en los últimos 25 años, según Death Watch.
Sin embargo, a dos años de terminar su sexenio, durante el gobierno de López Obrador ya se superaron las cifras de sus antecesores. Solo desde principios de 2022, cinco periodistas han sido asesinados violentamente, marcando uno de los períodos más oscuros para la prensa mexicana en la memoria reciente:
El 10 de enero, José Luis Gamboa Arenas fue baleado en el estado de Veracruz. Una semana después, el 17 de enero, el reportero gráfico Margarito Martínez recibió un disparo en la cabeza frente a su casa en la ciudad de Tijuana. La periodista Lourdes Maldonado fue asesinada el 23 de enero en Tijuana, mientras que el camarógrafo Roberto Toledo fue baleado el 31 de enero en la ciudad de Zitácuaro. Y mientras los periodistas mexicanos aún lloraban la muerte de cuatro de sus colegas, Heber López Vázquez fue asesinado en Salina Cruz el 10 de febrero.
Parece ser que para los periodistas en México no hay tiempo para recuperarse de los asesinatos de sus colegas. “Todavía nos estábamos recuperando del dolor de la muerte de nuestro colega, y seis días después, ¿necesitábamos llorar por otro colega? La violencia está en todas partes”, declaró al IPI Gabriela Martínez, periodista radicada en Tijuana.
“Hay una respuesta alarmantemente insuficiente de las autoridades a los asesinatos de periodistas. En México, la gran mayoría de los crímenes contra periodistas quedan impunes, lo que alimenta aún más la violencia. Otras medidas adoptadas por las autoridades siguen siendo lamentablemente inadecuadas”
Muestra de lo anterior es que entre las víctimas hay periodistas que fueron parte del programa protección del gobierno, como es el caso de Lourdes Maldonado, quien incluso, desde hace unos años le pidió ayuda a AMLO en plena conferencia matutina desde Palacio Nacional.
Por si fuera poco, el presidente se ha hecho conocido por sus descalificaciones a periodistas críticos. Recientemente, el pasado viernes 11 de febrero, aprovechó su conferencia para desacreditar a Carlos Loret de Mola, al especular públicamente sobre sus ingresos, lo que fue calificado en redes sociales como un ataque excesivo y venganza ante la investigación que realizó por el posible conflicto de interés entre su hijo, José Ramón, y una empresa petrolera que le rentó una casona en Houston, Texas.
“Matones, mercenarios (y) vendidos”, han sido algunos de los adjetivos que ha utilizado el jefe del Ejecutivo.
Bajo este contexto, el IPI exigió con urgencia que las autoridades mexicanas realicen investigaciones rápidas, exhaustivas y transparentes sobre los casos de periodistas asesinados.
“Deben dar con todos los responsables de estos asesinatos, incluidos y en especial los autores intelectuales finales”, escribió Scott Griffen, subdirector del IPI.
Finalmente, se solidarizaron con las familias y colegas de las víctimas. “Donde los periodistas no están seguros, tampoco lo está la democracia”, subrayó.
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