Santiago Meza López, apodado el Pozolero —por su especialidad de “cocinar” a narcotraficantes rivales— podría salir en libertad el próximo mes de abril.
En el año de 2012, este hombre ligado al cártel de los Arellano Félix, fue condenado a 10 años de prisión por los delitos de delincuencia organizada, asociación delictuosa e inhumación clandestina, por lo que en este año estaría cumpliendo su sentencia.
El fundador de la asociación Unidos por los Desaparecidos de Baja California AC, Fernando Ocegueda Flores, aseguró que la noticia trajo enojo a los familiares de las víctimas, pues se trata de una condena irrisoria para todos aquellos que murieron en sus manos.
El Pozolero confesó al ser detenido que su trabajo — que ofrecía por USD 600 a la semana— consistía en sumergir los cadáveres que le llevaban en ácido, revolverlos durante 24 horas y finalmente arrojarlos a una fosa séptica.
El último trabajo que realizó antes de su detención (en 2009) fue encargo del ex lugarteniente de los Arellano Félix, Teodoro García Simental, el Teo y/o el Tres Letras: convertir en caldo a 300 narcos rivales.
Meza López fue capturado en 2009, en la ciudad fronteriza de Tijuana, entonces envuelta en una cruenta batalla entre grupos criminales, principalmente el clan de los Arellano Félix y la célula delictiva Los Teos, liderada por García Simental.
En el predio conocido como la Gallera —donde antiguamente se criaban gallos—, el Pozolero deshizo personas, y lo mismo realizó en diferentes sitios de Tijuana.
El Pozolero
En México, el pozole es un platillo local, altamente apreciado en la cultura nacional, que se prepara con maíz, chile y carne de cerdo, pero Meza López tenía una receta muy peculiar: a una tina con capacidad para 200 litros, lo llenaba hasta la mitad de agua, luego dos costales de soda caustica y al final los pedazos de cuerpos descuartizados. Entonces dejaba hervir la mezcla en el fuego por ocho horas para que se desintegraran casi por completo. Lo poco que no se quemaba, como los dientes, las uñas y pedazos de huesos, los llevaba a un terreno baldío donde los quemaba con gasolina y luego los enterraba.
En sus declaraciones consta que durante nueve años disolvió más de 300 cuerpos. Algunas estimaciones señalan que fueron 650, principalmente por órdenes del Teo, quien primero trabajó para el Cártel de los Arellano Félix y después se separó.
“Yo prefiero mi trabajo a que ustedes se mueran de hambre”, le decía el hombre a su familia, según comentó su esposa Irma en una entrevista con la revista Proceso.
En 2011 empezaron a salir a la luz narco fosas en el terreno conocido como La Gallera, en el Ejido Maclovio Rojas, donde Santiago Meza enterraba los restos de cuerpos que se resistían a desaparecer.
El ejido está ubicado en la periferia de la ciudad y durante meses encontraron entre 14.000 y 15.000 restos de cuerpos en distintas fosas.
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