Cuando se habla de la vivienda de los presidentes de México quizá venga a las cabezas de varios mexicanos la residencia de Los Pinos, pues antes de convertirse en complejo cultural sirvió como alojamiento para el primer mandatario y su familia en cuanto comenzaban a ejercer su cargo. Pero antes de eso, la mayoría vivió en el Castillo de Chapultepec: desde Benito Juárez hasta la Familia Revolucionaria
Sin embargo, no todos acostumbraron a hacerlo. Andrés Manuel López Obrador no fue el primero en vivir en otro lugar, pues el general Porfirio Díaz optó por asentarse en el Centro Histórico de la capital y de vez en cuando visitaba el Castillo de Chapultepec.
Vivió junto a su esposa en lo que hoy es la calle de Venustiano Carranza. En ese entonces era la calle de Cadena, nombrada así por Antonio de la Cadena, quien fue factor de la Real Hacienda durante el siglo XVI.
El presidente Díaz acostumbró a pasar ahí la mayor parte del año hasta la llegada del verano. Durante esa estación se trasladaba con su familia al castillo al que hizo remodelaciones para adecuarlo a su gusto. El castillo fue destinado como vivienda presidencial a partir de la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada en 1872, después de la muerte de Juárez.
Se planeó instalar en él un observatorio, pero Díaz destinó a que siguiera como sede del Colegio Militar, aunque también como casa veraniega del presidente. Para este propósito instaló un boliche y un elevador. De igual forma era utilizado para las cenas, banquetes y fiestas que se organizaban en ocasiones especiales.
Pero fuera de eso, vivió en la calle de Cadena No.8 desde 1900. Dentro de ella mantuvo una opulenta y famosa sala de armas en la que exhibía una gran colección de espadas, pistolas, pieles de animal, libros de carácter militar y demás reliquias coleccionadas a través de su extensa carrera en el ámbito militar.
El 24 de mayo de 1911, poco antes de su renuncia, la calle fue resguardada por militares para detener a una multitud enfurecida que protestaba delante de su casa. Se encontraba con dolor de muelas que le aquejaba desde dos años antes. Por sobre el malestar que a veces lo mantuvo en cama, logró escuchar a la muchedumbre que proclamaba su muerte mientras destrozaban todo a su alrededor hasta altas horas de la noche.
Si bien Díaz se mostró reticente a retractarse a dejar de lado la presidencia, pero después de esa reacción, decidió ceder muy a su pesar el 25. En la madrugada del día siguiente, una procesión de vehículos recogió al exmandatario de la forma más discreta posible junto con su familia para llevarlo al ferrocarril que lo dirigió hacia Veracruz. Ahí abordó el Ypiranga rumbo al exilio en Europa para nunca regresar.
Actualmente la casona en la que habitó ya no existe. El lugar se convirtió en el Banco de Crédito Español. Posteriormente se estableció un placa en la que se leía: “En este sitio existió la casa marcada con el N 8 de la calle de Cadena y que fue la residencia del Señor General Don Porfirio Díaz entonces Presidente de la República Mexicana”
Después fue demolido a mitad del siglo XX y dio paso a un edificio de acero y cristal que albergó el Centro Corporativo de Bancomer.
Ahora es una de las sucursales del banco junto con oficinas en renta. En el lugar que ocupó la casa está la entrada al estacionamiento subterráneo del banco y ya no queda rastro de las placas que recordaban la estancia del militar en aquella calle.
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