Andrés Manuel López Obrador sugirió en fechas recientes que México y España necesitan una pausa en sus relaciones con el objetivo de llegar a un respeto mutuo y que “no nos vean como tierra de conquista” ni continúen los presuntos desfalcos en México.
“Sí queremos tener buenas relaciones con todos los pueblos, pero no queremos que nos roben. Así como los españoles no quieren que lleguen de ningún país a robarles, pues tampoco queremos nosotros”, dijo durante la conferencia de prensa matutina.
Sin embargo, en caso de suceder este escenario, no sería la primera vez que México rompe relaciones con España. En 1939, luego de la Guerra Civil en España, Lázaro Cárdenas desconoció la legitimidad del gobierno de Francisco Franco y su dictadura.
Pero fue Luis Echeverría quien protagonizó la más reciente confrontación entre ambos países, cuando pidió a organizaciones internacionales que se sumaran a un cerco político y económico en contra del régimen franquista.
La noticia de que el régimen de Franco condenó a pena de muerte a varios de sus ciudadanos en 1975, se convirtió en una noticia que le dio la vuelta al mundo, y el objetivo era enviar un mensaje a los terroristas que mantenían en jaque a los españoles.
Ese mismo año, pero en agosto, se aprobó una Ley que pretendía endurecer las medidas judiciales en contra de los “delitos de opinión”, y una forma de represión contra el terrorismo, lo que puso al país en un estado de excepción no declarado, de acuerdo con el texto De Cárdenas a Echeverría: los 12 puntos de la política exterior de México hacia la España de Franco de Carlos Sola Ayape para el Colegio de México.
El 27 de septiembre, fueron ejecutados dos miembros de Euskadi T Askatasuna (ETA) y tres del Frente Antirrevolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP) por acusaciones de terrorismo con muerte.
Ello, aunado a los problemas de salud de Franco, explicó Sola Ayape, llevaron al presidente de México, Luis Echeverría, a sumarse a una serie de medidas políticas y económicas en contra de Franco. Su meta: la renuncia del militar y la caída del régimen.
Un día después de las ejecuciones, Luis Echeverría y el secretario de Relaciones Exteriores, Emilio O. Rabasa, se pronunciaron hacia la comunidad internacional con el objetivo de imponer un cerco sobre la España.
“Es el momento en que deben cambiar su actitud todos los países que, en una u otra forma, han mantenido relaciones o han apoyado a la dictadura española, impuesta por el nazi-fascismo, para que hagan una honrada rectificación a su conducta”, solicitó Echeverría a la comunidad representada en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Una de sus primeras solicitudes fue llamar al Consejo de Seguridad de la ONU para que se pidiera a la Asamblea General que el régimen español fuera “suspendido del ejercicio de los derechos y privilegios inherentes a su calidad de miembro”.
Sin embargo, Echeverría y su gobierno consideraron que aquello podría ser también la oportunidad de una intervención, así como la detonación de una confrontación entre las grandes potencias, lo que consideraron una amenaza para la paz mundial.
En este sentido, pidieron también que se interrumpieran por completo las relaciones económicas, las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas y de otros medios de comunicación, además de romper las relaciones diplomáticas.
Como respuesta, el embajador de España ante la ONU, Jaime de Piniés, acusó a Echeverría de carecer de moral para injerir en los asuntos su nación, señalándolo de ser cómplice de la masacre de estudiantesen la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de Octubre de 1968.
Sin embargo, luego de sus discursos, cartas y pronunciamientos, el Consejo de Seguridad de la ONU consideró que era una instancia inadecuada, pues no vieron afectaciones a la paz internacional.
El expediente, entonces, fue turnado a la comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde fue olvidado, de acuerdo con Sola Ayape, y la idea de derrocamiento al régimen franquista de Luis Echeverría se derrumbó.
El 20 de noviembre de 1975, un par de meses después del movimiento encabezado por Luis Echeverría, y el día para celebrar en México el triunfo de la Revolución, Francisco Franco murió.
Dos años más tarde, en 1977, José López Portillo apareció en escena para curar el rompimiento en la diplomacia entre ambos países. En presidente de la República española, José Maldonado González, viajó a Los Pinos para entrevistarse con el presidente mexicano, y un año más tarde, Juan Carlos de Borbón, quien tomara el título de rey, visitó México, lo que dio por instauradas las relaciones entre ambas naciones.
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