¿Somos compatibles como pareja? Esta es una de las interrogantes a la que responderemos en este espacio digital, a unos días del festejo del 14 de febrero (Día del Amor y la Amistad). Y es que de acuerdo con un estudio realizado por el Departamento de Psicología de Arizona State University, se identificaron señales neuronales de un par de enamorados, con una exploración especial de su actividad cerebral por medio de una electroencefalografía.
¿Estamos destinados a estar juntos? Se trata de otra pregunta que puede desencadenar largas discusiones y debates al interior de una relación, pero un nuevo estudio del Departamento de Psicología de Arizona State University (ASU) identifica las señales neuronales que se producen entre dos integrantes de una pareja cuando se plantean su futuro.
La profesora de Psicología en la School of Life Sciences de ASU e investigadora principal de este estudio, Thao Ha, realizó una electroencefalografía (EEG) a un par de enamorados con la intención de observar si “encajan bien o si deben dedicar más energía a su relación”.
Realizó el estudio con la intención de medir la actividad eléctrica cerebral de ambos integrantes de una pareja romántica. Examinó cómo el cerebro procesa la información sobre la adecuación de la relación por parte de las parejas románticas actuales, algo que no se había estudiado, y sugiere que el cerebro podría procesar la retroalimentación social de manera diferente dependiendo de la propia evaluación de la adecuación de la relación, el estado de la relación y la fuente de retroalimentación social.
¿Cómo se llevó a cabo la investigación?
En el estudio participaron 49 parejas románticas con menos de un año de duración; a cada dúo se le colocó un gorro de electroencefalograma que permitió al equipo de investigación medir simultáneamente la actividad eléctrica de ambos cerebros. Este tipo de medición se denomina EEG diádico.
El equipo de investigación se centró en una señal cerebral específica llamada P300, que rastrea los procesos de pensamiento mientras se toman decisiones, como la forma de evaluar la “retroalimentación social”.
Durante el proceso de recolección de datos, las parejas respondieron a preguntas sobre las características de su relación, de sus procesos de comunicación, de la intimidad y de la atracción física.
Posteriormente, los participantes vieron las respuestas de su pareja, así como las de un grupo ficticio de individuos descritos como ‘expertos en relaciones’. ”Incluimos las respuestas de estas dos fuentes para investigar qué respuestas sobre el ajuste de la relación eran más importantes: las de los expertos ficticios en relaciones o las de las parejas románticas”, explicó Thao Ha.
Luego el equipo de investigación evaluó primero las respuestas cerebrales cuando los participantes esperaban las reacciones de los expertos ficticios y de su pareja romántica. La respuesta de los compañeros ficticios y de la pareja romántica era igualmente importante en esta fase del experimento. Sin embargo, el P300 era mayor cuando los propios participantes tenían dudas sobre si encajaban con su pareja romántica en una característica.
De acuerdo con la experta de ASU, el hallazgo sugiere que “la gente se está preparando para lo que viene: Están atentos a las respuestas que van a recibir, lo que era especialmente fuerte cuando tenían dudas sobre la compatibilidad de la relación”.
También recordó que “en nuestra vida cotidiana abundan los comentarios sobre las relaciones procedentes de todo tipo de fuentes: amigos, pareja y redes sociales son sólo algunas”.
“Y sería muy costoso en términos de recursos cognitivos y emocionales si prestamos atención a toda la información que nos llega sobre las relaciones. Estos resultados pueden implicar que prestamos más atención de forma selectiva a la información sobre las relaciones que nos llega cuando no estamos seguros de ciertos aspectos de nuestras relaciones románticas.”
En tanto, el equipo de investigación también evaluó la actividad cerebral de los participantes cuando se revelaron las respuestas de los expertos ficticios y de su pareja romántica. Y es que cuando un participante se enteraba de que su respuesta coincidía con la de su pareja, el P300 era mayor que cuando el dúo de enamorados no estaba de acuerdo.
Este patrón de respuestas cerebrales era especialmente fuerte en las relaciones en las que uno o ambos miembros deseaban mantener el estatus vago.
“La ambigüedad de la relación afectó al tamaño de la respuesta P300, pues era mayor para las parejas que no querían comprometerse y querían mantener la relación ambigua. Estos resultados sugieren que estamos especialmente atentos a la retroalimentación de nuestra pareja cuando no tenemos claro su compromiso”, dijo Thao Ha.
Asimismo, indicó que esto sugiere que prestamos mucha atención a la retroalimentación positiva y negativa congruente de nuestras parejas románticas. Quizá estemos tratando de averiguar el futuro de la relación, si debemos invertir más en ella o no.
SEGUIR LEYENDO