Durante la Segunda Guerra Mundial, México jugó un papel un tanto relevante dentro del conflicto. La posición geográfica cercana a los Estados Unidos representó un punto estratégico clave para los Aliados y para las potencias del Eje que buscaban una forma de entrar en territorio norteamericano a través del país.
Desplegaron una red de espías a través de difusión de propaganda, de financiación de grupos fascistas en México y la creación de redes de radio clandestinas en el territorio nacional. Incluso buscaron establecer contacto con el hermano del entonces presidente Manuel Ávila Camacho. Sin embargo, el país también participó de forma activa con el Escuadrón 201.
México era neutral durante inicios de la contienda hasta que los buques petroleros Potrero del Llano el 13 de mayo de 1942 frente a las costas de Florida, y el Faja de Oro el 20 de mayo, fueron bombardeados presuntamente por un submarino alemán que merodeaba las costas.
El gobierno exigió una compensación a los países del bloque fascista, pero no hubo contestación. Con este hecho, el país entró en guerra con las potencias del Eje. A pesar de que una buena parte de la población mexicana estuvo más a favor de los nazis que de los aliados a inicios de la contienda, a partir del ataque a los buques mexicanos, la opinión pública se tornó en contra de las fuerzas fascistas.
El país debía dar una contestación fuerte ante esta afrenta. Para el 21 de julio de 1944, el Manuel Ávila Camacho había reunido a 300 reclutas seleccionados entre los elementos de la Fuerza Aérea, de Infantería, Artillería y un grupo de voluntarios de la fábrica de Materiales de Guerra, de acuerdo con el libro Fuerza Aérea Mexicana: La aviación militar. Un siglo de historia (1915-2015).
Para el 24 de julio partieron hacia las bases militares en Estados Unidos para recibir capacitación. Para evitar pérdidas humanas considerables y económicas, pues no se contaba con el dinero suficiente ni con los recursos humanos necesarios, solo se utilizó a una fuerza expedicionaria: La Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, apodado como las Águilas Aztecas y mejor conocidos como el Escuadrón 201.
Estos fueron entrenados en Texas para después ir a Idaho donde aprenderían a utilizar los aviones Republic P-47 Thunderbolt, capaces de cargar una bomba de 220 kg y con torretas de calibre 50. El grupo estuvo integrado por 300 hombres y participó en misiones peligrosas en contra de las fuerzas armadas japonesas.
Posteriormente unas 36 unidades fueron requeridas en mayo de 1945 para participar en la campaña más importante del escuadrón: la liberación de las Filipinas que habían sido ocupadas por el ejército japonés.
Las misiones de este contingente se desempeñaron en junio del mismo año, principalmente de apoyo aéreo para fuerzas terrestres en el oriente de Manila, así como ametrallamiento, bombardeo y aislamiento en el campo de batalla. Estos pilotos fueron reconocidos por su valentía y destreza a la hora de combatir contra las fuerzas armadas niponas.
De igual forma hubo enfrentamientos en tierra de algunos de sus hombres quienes marchando hacia un campamento se encontraron con soldados japoneses con los que hubo un tiroteo. El escuadrón sufrió 10 bajas: 5 en acción, 4 en entrenamiento y una por enfermedad.
Con el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki y la subsecuente rendición de Japón, el escuadrón dio termino a sus servicios en el campo de batalla. En Filipinas se hizo un monumento al heroico grupo de mexicanos por su participación en la liberación en Manila. El Presidente MacArthur por su parte recomendó la entrega de la Legión de Honor al coronel Antonio Cárdenas Rodríguez y al capitán Radamés Gaxiola Andrade.
A su regreso al territorio nacional fueron recibidos con honores por el mandatario Ávila Camacho.
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