El presidente Andrés Manuel López Obrador, así como otros funcionarios de su administración, se han pronunciado en contra del uso de los videojuegos en varias ocasiones, ya que, aseguran, generan adicción, fomentan la violencia en los adolescentes y, en algunos casos, son usados para secuestrar a jóvenes usuarios.
Ante ello, el vocero del Gobierno de la República, Jesús Ramírez Cuevas, anunció algunas semanas que se está preparando una campaña de comunicación para alertar a la población y, en específico, a padres de familia sobre el supuesto efecto nocivo que genera el uso de los videojuegos en niñas, niños y adolescentes.
En la conferencia matutina del 18 de enero, el también coordinador General de Comunicación Social aseguró que los videojuegos fomentan la violencia en sus usuarios y también enfatizó en cómo éstos pueden ser utilizados por el crimen organizado para reclutar a jóvenes a través de plataformas en internet.
“Hay una adicción a los videojuegos. Hay una adicción al uso de las tecnologías como los teléfonos inteligentes y que también generan situaciones de patrones de enfermedad” aseguró. Y agregó que también generan violencia en el entorno familiar, en la escuela y en la calle.
“Estamos por iniciar una campaña en medios de comunicación para hacer conciencia de la afectación que generan estos juegos que utilizan armas que simulan ser reales, que tienen efectos nocivos sobre los adolescentes y jóvenes, que generan violencia en la familia, escuelas y en la calle”
Realmente los videojuegos son tan nocivos
Un estudio realizado por la New Zealand’s Massey University evidenció que los videojuegos no llevan a la violencia o agresión. Con una base de datos compuesta por más de 21 mil jóvenes alrededor del mundo, se revisaron 28 estudios previos en los que analizaron la relación entre el comportamiento agresivo y el uso de videojuegos.
La investigación, publicada en el diario Royal Society Open Science en 2020, muestra que, si bien hay una correlación estadísticamente significativa entre la violencia y el “gaming”, en realidad ésta es mínima, al grado de considerarlo como un “pequeño efecto”.
“Por lo tanto, la investigación actual no puede respaldar la hipótesis de que los videojuegos violentos tienen un impacto predictivo significativo a largo plazo en la agresión juvenil”, dice el estudio liderado por el psicólogo estadounidense Aaron Drummond.
Además, el estudio señala que no hay evidencia que compruebe que estos “pequeños efectos” se acumulen con el tiempo y terminen afectando al usuario; de hecho, la pesquisa arrojó lo contrario, es decir, que los impactos a largo plazo de los juegos violentos en una posible agresión juvenil “son casi nulos”.
“Hacemos un llamado tanto a los académicos individuales como a los gremios profesionales (...) para que sean más comunicativos sobre la relación extremadamente pequeña observada en los estudios entre los juegos violentos y la agresión juvenil”, finaliza el estudio.
En octubre pasado, AMLO hizo un llamado a la unión familiar, ya que muchos de los problemas de violencia se deben a la desintegración en las familias. En ese tenor, el titular del Ejecutivo cuestionó el contenido violento en los videojuegos y el tiempo que se invierte en ellos.
“Están horas viendo el Nintendo los niños y, ahora, juegos violentos que no deben ser vistos por los niños”, comentó en su conferencia de prensa el 17 de octubre.
Por su parte, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, solicitó a los senadores de Morena tipificar como delito la venta de videojuegos a menores de edad en los que se haga una apología a la violencia, adicciones o consumo de drogas.
En la Reunión Plenaria de los senadores de Morena, Icela Rodríguez comentó que “las innovaciones en la tecnología demandan ajustes al marco legal -sobre todo para proteger la seguridad y desarrollo de niños, niñas y adolescentes-, por lo que proponemos realizar reformas en materia penal para tipificar la venta a menores de edad de videojuegos”.
Asimismo, la titular de la SSPC hizo énfasis en garantizar la protección de menores, quienes, en ocasiones, son reclutados a través de plataformas digitales y videojuegos en línea por parte del crimen organizado para que realicen actividades ilícitas, como lo sucedido con tres menores de edad el pasado octubre.
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