La tienda en donde Pancho Villa y Emiliano Zapata compraban sus sombreros y que aún existe

En el Centro Histórico de la CDMX existe una tienda de sombreros que ha vendido este producto a grandes figuras de la historia del país

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Emiliano Zapata solía utilizar sombrero
Emiliano Zapata solía utilizar sombrero en todo momento. (Twitter: Fototeca Nacional)

Sin duda alguna, la Revolución Mexicana fue uno de los eventos que más han marcado la historia del país. Este evento, que habría comenzado en 1910 buscando derrocar del poder al dictador Porfirio Díaz, dejó varias cosas para rememorar.

También, durante esta época, salieron a relucir varios nombres de personajes importantes que se hicieron notar. Algunos de estos fueron los hermanos Flores Magón, Pascual Orozco, Venustiano Carranza, el mismo Porfirio Díaz, Emiliano Zapata y José Doroteo Arango Arámbula, quien era mejor conocido como Francisco, o Pancho Villa.

Otro de los rasgos característicos de la Revolución, fue la vestimenta que se usaba en la época. Y uno de los accesorios que se usaba, más en los hombres que en las mujeres, eran los sombreros. Incluso, en fotografías de la época, se ha visto a los héroes de la Revolución Pancho Villa y Emiliano Zapata, usando grandes sombreros que cubran sus cabezas.

En la actualidad, existe una tienda en donde se hacen sombreros de calidad en el centro histórico de la Ciudad de México, más específicamente, en Plaza de la Constitución número 7, en pleno Zócalo capitalino. Ahí se encuentra una tienda llamada Tardan, un espacio que manufactura sombreros desde técnicas viejas artesanales, sombreros de todo tipo, que ha logrado superar las modas para mantenerse como uno de los grandes sitios de prestigio para elaborar esta milenaria prenda.

Pancho Villa también llegó a
Pancho Villa también llegó a comprar sombreros en la tienda.

Y es que a esta tienda asistían a comprar sus sombreros personajes, incluso antagónicos, como Emiliano Zapata, Porfirio Díaz, Francisco Villa, el ya legendario pintor José Luis Cuevas, e incluso el expresidente de México Carlos Salinas.

Fue en 1847 cuando abrió por primera vez esta tienda, sin embargo, llevaba el nombre de El Castor, en el número 5 del Portal de Mercaderes, que es el mismo sitio donde hoy se encuentra con el nombre de Plaza de la Constitución. El Castor, junto a la tienda llamada El Sombrero Colorado fueron comprados en 1870 por Francisco Dallet, un hombre de origen francés. Este último conoció a un mesero, también de origen francés, llamado Carlos Tardan, y poco tiempo después lo hizo su socio.

Finalmente, Tardan y sus hermanos compraron a Dallet la totalidad del negocio y hasta hoy pertenece a esta familia, quien ya tiene más de 135 años con dicho negocio.

Como ya se sabe, a finales del siglo XIX el uso de los sombreros, en todos los estratos sociales, era fundamental. Era muy raro ver a un hombre sin sombrero. Incluso, personas de todas las edades los utilizaban, desde los más jóvenes hasta los más longevos. Hasta los años 50 el uso de esta prenda era generalizado, sin embargo, poco a poco fue decayendo. La clave por la que Tardan se ha mantenido abierto es porque conserva una rigurosidad en el fabricado de los sombreros, como en antaño. Por ejemplo, existe un sombrero de nombre Palma Panamá, que se produce literalmente dentro de cuevas de Ecuador mientras se teje, pues de otro modo la palma se secaría y sería imposible armar el sombrero; luego, en la tienda Tardan, es terminada la hechura.

La tienda Tardan se encuentra
La tienda Tardan se encuentra en la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico de la CDMX. FOTO: ROGELIO MORALES / CUARTOSCURO.COM

Como se sabe, en el contexto actual de la globalización de producción en serie, historias como la anterior son cada vez más escasas y valiosas.

Dentro del establecimiento hay un documento llamado El Libro de Oro. Este está guardado en el interior de la tienda y en él se conservan las firmas de grandes figuras que han visitado el establecimiento y que han adquirido los famosos sombreros Tardan. Entre las curiosidades históricas de este libro, están el que José Luis Cuevas no solo firmó dicho libro, sino también hizo algunos bosquejos en alusión a la marca, como una especie de tributo simbólico.

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