La vida personal de José Ramón López Beltrán, hijo mayor del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su esposa Carolyn Adams, ejecutiva del sector petrolero, ha saltado a la opinión pública por el alcance de su nivel socioeconómico.
Recientemente, una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) expuso que el empresario chocolatero y su familia han habitado dos inmuebles en el estado de Texas, Estados Unidos (EEUU), mismos que sobresalen por su gran tamaño, servicios, ubicación y su relación con un empresario petrolero.
La primera de estas viviendas es una que se encuentra en Conroe, la cual está construida sobre un terreno de 23 mil 500 metros cuadrados, cuenta con una alberca de 23 metros y se cotiza en USD un millón (20 millones de pesos aproximadamente).
La segunda es una casa localizada en Cypress, condado de Harris, al norte de Houston; que está a nombre de Adams. Se trata de un inmueble de nueva construcción, la cual fue habitada en 2021 por la pareja. Este inmueble, menos ostentoso, tiene una valuación catastral de USD 371 mil (7.4 millones de pesos); sin embargo, de acuerdo con MCCI, su valor comercial podría llegar hasta USD 628 mil (12.5 millones de pesos aproximadamente).
No obstante, otro dato de la investigación de MCCI es la relación que presume guardar el primer inmueble con Petróleos Mexicanos (Pemex). Esto porque el domicilio que habitó la pareja entre 2019 y 2020 le pertenecía a Keith L. Schilling, un alto ejecutivo de Baker Hughes, otra compañía petrolera.
Lo que señala la asociación civil es que Baker Hughes, en el mismo año en que el matrimonio López-Adams se fue a habitar el inmueble de uno de sus directivos, firmó un contrato con la petrolera mexicana por USD 85 millones (1,700 millones de pesos aproximadamente) para poder operar en Villahermosa, Tabasco hasta diciembre del 2022.
Cabe destacar que parte de la opinión pública se ha centrado en criticar el estilo de vida de este matrimonio, pues contradice los valores promovidos por la administración federal que encabeza López Obrador, ya que un inmueble con una alta valuación comercial contradice la llamada “austeridad republicana”; sin embargo, ni Carolyn ni José Ramón son funcionarios públicos.
Lo más cercano que estuvo López Beltrán de la política fue en 2018 al promover la imagen de su papá en el Estado de México, pues se desempeñaba como coordinador de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en esa entidad. No obstante, con la llegada de AMLO al poder ejecutivo federal, no se ha dedicado al manejo de recursos públicos de ninguna forma.
Asimismo, Adams es una colaboradora de perfil alto en el ramo petrolero. Además de egresar de la Universidad de San Diego, vivió en Dubái cuando trabajaba para British Petroleum. En 2016 se mudó a Nuevo León para colaborar en Cava Energy, quien funcionaba como proveedora de Pemex.
A pesar de no estar relacionados directamente con el ejercicio de recursos públicos, no se escaparon de la crítica política. Tal fue el caso de Jorge Álvarez Máynez, coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano (MC) en la Cámara de Diputados, quien exhortó a investigar el posible conflicto de interés entre el presidente, su gobierno y su hijo, con Baker Hughes.
Asimismo, se sumaron opiniones en redes sociales que condenaron el modo en el que vive el hijo de AMLO en el extranjero. En consecuencia, el propio presidente señaló los alcances económicos con los que cuenta su nuera y reafirmó su postura de que él sólo responde por su hijo menor de edad.
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