Teodoro García Simental, alias El Teo o El tres letras, podrá recibir atención médica luego de que un juez le concediera una suspensión de oficio y de plano.
Este hombre, que ordenó a Santiago Meza López, el Pozolero, disolver al menos 300 cuerpos con sosa cáustica y agua hirviendo, interpuso un amparo ante un juez del Estado de México para que le fuera proporcionada la atención en medicina general.
“De forma clara y concisa exponga los conceptos de violación que a su interés convenga”, solicitó el juzgador.
Las autoridades mexicanas hacen responsable a El Teo de buena parte de la violencia desatada en el estado fronterizo de Baja California desde que, en 2008, rompiera con sus antiguos jefes, los Arellano Félix, y emprendiera una guerra por el control del tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
El Teo mantenía vínculo con otros dos poderosos carteles, el de La Familia y el de Sinaloa, que le suministraban la droga que el ahora detenido introducía en Estados Unidos.
El principal negocio ilícito del Teo eran el secuestro de empresarios y comerciantes de sus principales zonas de operación, como Ensenada, Rosarito, Tijuana y Tecate.
Durante la pandemia, la salud de algunos sanguinarios narcotraficantes empeoró. En 2020, Miguel Ángel Treviño, alias “El Z-40″, líder del cártel más sanguinario de México, exigió atención médica luego de que asegurara que su vida estaba en peligro por el virus.
La demanda fue promovida por su abogado, Víctor Hugo López Ramírez, quien reclamó que las autoridades penitenciarias se habían negado a practicarle la prueba del COVID-19.
Ante la situación, el juez Décimo Cuarto de Distrito de Amparo en Materia Penal con cede en la Ciudad de México, Erik Zabalgoitia Novales, ordenó brindar atención médica al sanguinario cabecilla. Asimismo, Zabalgoitia declaró a las autoridades que en caso de violar la suspensión, esto representaría una comisión de un delito.
Durante su liderazgo frente a la organización criminal, “El Z-40″ impondría la moda de desmembrar cuerpos y guisar enemigos, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite. El periodista estadounidense, Alfredo Corchado, amenazado de muerte por los Zetas, cuenta en su libro Midnight in Mexico, que Miguel Ángel Treviño solía morder el corazón de alguna de sus víctimas aún viva, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar.
Además de la saña de sus asesinatos, su táctica de poner al mundo del hampa a su servicio allí donde se imponían, llevó al “Z-40″ a dedicarse, además del narco, a otros delitos como el tráfico de inmigrantes, el secuestro, y la extorsión y a tener presencia en 14 estados e incluso extenderse a Guatemala.
De acuerdo con el gobierno mexicano, el cabecilla narco es responsable de ordenar el secuestro de 265 migrantes, cuyos cuerpos fueron localizados en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, Tamaulipas en 2010.
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